Los paisajes interiores de Greg Dunn

A primera vista parecen bosques, paisajes, formas orgánicas y composiciones minimalistas, pero si se miran con detenimiento, las obras de Greg Dunn nos hacen descubrir la belleza y la complejidad del cerebro humano. Y más allá: nos recuerdan que la distancia entre el mundo interior y el mundo exterior es sólo una percepción y no una ley de la realidad.

La distancia entre el mundo interior y el mundo exterior es sólo una percepción y no una ley de la realidad.
La distancia entre el mundo interior y el mundo exterior es sólo una percepción y no una ley de la realidad.

Tras obtener un doctorado en neurociencia en la Universidad de Pennsylvania, Dunn decidió convertirse en artista de tiempo completo. Al observar a través del microscopio los patrones de las ramificaciones neuronales, éstos lo remitían a los principios estéticos del arte asiático, específicamente del estilo sumi-e (pinturas con tinta), cuya principal característica está en capturar con muy pocos trazos el alma de lo que pinta.

“Ambos, arte y ciencia, surgen del profundo deseo por describir nuestra experiencia de la realidad. A partir de ahí, el camino del arte y la ciencia se separan. La ciencia describe la realidad externa, sobre la cual compartimos un consenso. El arte captura nuestra realidad interna y subjetiva. Pero estos polos no están tan alejados. Mi propio trabajo puede describirse como ciencia/arte, no sólo porque pinto lo que estudian los científicos, sino también porque dibujo desde un acercamiento artístico y científico a la vez para capturar la esencia de las neuronas que transmiten sensaciones y producen pensamientos”, señala Greg Dunn en la revista American Scientist.

En el trabajo de Dunn no hay diferencia entre la imagen de un bosque y la de un paisaje cerebral.
En el trabajo de Dunn no hay diferencia entre la imagen de un bosque y la de un paisaje cerebral.

Así, en el trabajo de Dunn no hay diferencia entre la imagen de un bosque y la de un paisaje cerebral. “Al trazar las neuronas a mano, uno se deja llevar por todo tipo de reglas inconscientes”, declara en entrevista para el sitio livescience. Como buen científico, Dunn se ha dado a la tarea de experimentar la naturaleza y la interacción de materiales como el papel, la tinta, la mica, las láminas de oro y de aluminio. El artista compara este proceso con el de la cocina italiana: “Tomas los mejores ingredientes y aprendes a controlarlos”.

Dunn ha descubierto, por ejemplo, cómo el simple hecho de soplar tinta sobre un papel impermeable produce las mismas formas de una ramificación neuronal. Las características de los materiales y el efecto de los elementos confieren a las formas su cualidad orgánica y aleatoria. Y si bien el trabajo de Dunn se enfoca sobre todo en las neuronas, también ha explorado otros tejidos relacionados al sistema nervioso, como la glía y la médula espinal.

 

 

El micrograbado

Dunn llama a su técnica mircroetching o micrograbado, desarrollada junto con su colega Brian Edwards. “Se trata de una placa de oro grabada a un nivel microscópico en la que se puede controlar la manera en que la luz se refleja”. Después de que Dunn pinta las neuronas a mano, las escanea, las ensambla y las edita digitalmente hasta obtener una imagen en alta resolución. Los ángulos de las líneas le ayudan a definir dónde estarán los puntos de luz y los reflejos. Posteriormente, Edwards graba la imagen en metal con una técnica llamada fotolitografía, la misma que se utiliza para fabricar microchips: la imagen se imprime en una hoja transparente y se pone sobre una lámina de acero fotosensible. Ahí donde la hoja es transparente, se llena con tinta negra, creando una especie de negativo. Enseguida se baña la lámina con luz ultravioleta y ésta corroe las formas de la placa donde no hay tinta. Finalmente, colocan láminas muy delgadas de oro sobre determinadas formas. Para darle color a los grabados, los artistas colocan cajas de luz que, además, les permiten controlar el ángulo de la luz y producir reflejos como los que se muestran en el video.

Lo interesante es que este proceso puede repetirse sobre la misma placa, variando la intensidad de cada paso para producir la sensación de capas y profundidad. Así, lo que el espectador percibe depende del lugar desde el cual mira la pieza, algo muy similar a lo que ocurre con las pegatinas o calcomanías de holograma.

A través de este trabajo, el artista quiere dar voz a los científicos cuyo trabajo no es muy apreciado por el público en general. “El arte tiene el poder de capturar las emociones y producir un asombro que los esquemas y los datos no brindan”, concluye Dunn.

@luzaenlinea

 

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