La diferencia entre autocompasión y autoestima

Nunca me había detenido a reflexionar en la diferencia que hay entre autoestima y autocompasión, mucho menos en el impacto tan distinto que cada concepto tiene en nuestra vida diaria y en nuestra imagen corporal. Una investigadora de la Universidad de Watrerloo realizó, junto con su equipo, un estudio para ver cuán distintos eran y cómo influían en la vida diaria de una mujer.

¿Qué pasaría si las mujeres se aceptaran a sí mismas con profunda autocompasión? / Foto: Thinkstock
¿Qué pasaría si las mujeres se aceptaran a sí mismas con profunda autocompasión? / Foto: Thinkstock

El estudio partió con algunas preguntas: ¿Qué pasaría si las mujeres se aceptaran a sí mismas con profunda autocompasión, es decir, aceptando eso que consideran “defectos”? Si nos miráramos con compasión, perdón y ternura, así como miramos a nuestras amigas más queridas, ¿tendríamos una imagen más amorosa de nosotras mismas? La respuesta fue positiva.

Los investigadores trabajaron con 153 estudiantes preuniversitarias y les hicieron un cuestionario sobre su altura y su peso, así como la percepción que tenían del autoestima, la autocompasión, los patrones de comportamiento alimenticios y la imagen corporal. De acuerdo con los hallazgos, las mujeres que tienen más desarrollada la autocompasión también tienen una mejor imagen de sí mismas, independientemente de su índice de masa corporal. De hecho, aquellas que aceptaron sus imperfecciones compasivamente saben sobrellevar mejor la vida en general, ya que tienen más entereza para afrontar los sucesos negativos.

El estudio destaca porque establece la diferencia fundamental entre el autoestima y la autocompasión. El autoestima es una práctica que implica mirarse a uno mismo por encima del promedio, es decir que está motivada por la comparación; más que un alivio, "elevar el autoestima" se ha convertido en un reto interminable que llega a ser estrenaste e incluso frustrante.

La autocompasión permite conocerse a sí mismo sin hacer juicios / Foto: Thinkstock
La autocompasión permite conocerse a sí mismo sin hacer juicios / Foto: Thinkstock

En cambio, “hay algo muy iluminador acerca de la aceptación y el entendimiento de uno mismo que permite que la gente no vea sus cuerpos más “positivamente” sino amorosamente; la autocompasión permite conocerse a sí mismo sin hacer juicios, darse cuenta de que esas supuestas imperfecciones son parte de un todo”, dice Allison Kelly, autora del estudio y profesora del Departamento de Psicología de la Universidad de Waterloo. De hecho, la mujer puede experimentar una imagen corporal positiva y adoptar hábitos de alimentación más saludables si afronta las decepciones de la vida desde la ternura, el cuidado y el entendimiento de que no son batallas sino aprendizajes, añade Kelly.

El estudio promete brindar mejor calidad de vida en varios niveles. Por ejemplo, los investigadores están convencidos de que al enseñar la práctica de la autocompasión en mujeres jóvenes puede protegerlas contra los desórdenes de alimentación y las dietas que dañan su salud.

Este tipo de investigaciones me dejan pensando en cómo hemos perdido u olvidado nuestras habilidades humanas más básicas. Tal vez la humanidad olvidó cómo transmitir la compasión de una generación a otra. Quizás ese momento de olvido generacional está ligado a los procesos masificadores de la industria y la comunicación, donde lo importante no es trabajar por el bienestar sino reducir costos en los procesos, y para eso se requieren cuerpos con medidas estandarizadas. No sé si el concepto y la práctica del autoestima funcionen en ese mismo registro, sin embargo, son muy útiles cuando se trata de alcanzar objetivos profesionales o de construir carreras exitosas. Sin embargo, cuando hay heridas abiertas, enojo y caos interior, es mejor practicar la autocompasión para poder sanar y vivir la vida con amor y libertad.

Intenta hablarte y tratarte de la misma manera que lo harías con un niño al que amas / Foto: Thinkstock
Intenta hablarte y tratarte de la misma manera que lo harías con un niño al que amas / Foto: Thinkstock

Curiosamente, podemos sentir compasión por otras criaturas, pero no por nosotros mismos. Es increíblemente cruel lo que las mujeres podemos decirnos a nosotras mismas frente al espejo; si pudiéramos grabar esos juicios y después escucharlos, pensaríamos que los dijo alguien que quiere lastimarnos. Por eso, la próxima vez que te sorprendas presionándote con dietas insanas o pensando juicios terribles acerca de ti o de tu cuerpo (o del cuerpo de los demás), detente y pon en práctica la compasión. ¿No sabes cómo hacerlo? Seguro que sí: sólo tienes que hablarte y tratarte de la misma manera que lo harías con un niño al que amas sin cuestionártelo, date el mismo cariño y cuidado que le darías a tus hermanos, a tu mejor amiga o a la persona que más amas y respetas. No importa si nadie te lo enseñó con ejemplos, si puedes sentir compasión por otros, mereces experimentar desde ti misma la ternura, el amor incondicional y la aceptación.

@luzaenlinea

 

Tal vez te interese:

Confiar en una misma

Aprende a respirar y mejora tu vida laboral

El enojo, un viaje de ida y vuelta