35 y soltera

A escasos nueve días de su publicación en el sitio del NY Times, el video 35 and single, de Paula Schargorodsky se ha convertido en el viral de la semana. El video cuenta el testimonio de una mujer cineasta, judía y argentina que, por diversas razones, sigue soltera. No lo he encontrado con subtítulos, así que transcribo abajo del video mi traducción libre.

En este momento, debería estar en la boda de una de mis mejores amigas. Pero por alguna razón me quedé dormida. Obviamente, hay algo que no quiero enfrentar. Ninguna de esas chicas había estado soñando con vestidos blancos y bebés, pero en los últimos años he visto a todas mis amigas casarse una por una. Se mudan con sus novios, se casan y tienen hijos. Pero yo, yo solo he estado ahí como testigo.
A diferencia de mis amigas, llevo una vida de gitana. Como asistente de director, viajo de toma en toma. Por algunas semanas, el equipo de filmación se convierte en una familia fugaz. Pero cuando se termina la filmación, también se termina la familia.
Hoy, soy la única soltera que queda.
En tus veintes, eres libre de hacer todo lo que quieras. Tener novios, amantes, aventuras de una noche, trabajar o estudiar. Igual que los hombres. Pero la libertad femenina tiene fecha de caducidad. Cuando tienes 30, cae una cortina de conservadurismo. Y en cada reunión social, eres confrontada con una sola pregunta. "¿cuándo vas a sentar cabeza?" Después de todo, fui criada en una familia tradicional. Seguí las reglas al pie de la letra, hasta que llegó el momento de tener un novio. Estaba buscando una historia de amor intensa y apasionada, y encontré muchas. Cada uno de ellos era el amor de mi vida. (Ninguno duró más de dos años) Nunca me habría imaginado que terminarían todos juntos en una caja de cintas.
(Mamá, divorciada después de 35 años.)
(Papá, se ha vuelto a casar.)
Por una vez, decidí buscar a un buen tipo. Encontré a Fernando, el novio perfecto, especialmente para la familia. Finalmente me convertí en la linda chica judía que todos esperaban que fuera. Durante nuestra relación fuimos a 18 bodas, pero cuando llegó el momento de planear la nuestra, me di cuenta de que no estaba siendo honesta conmigo misma.
No puedo ser la novia perfecta. (25% de mí quiere casarse. 27% de mí quiere ser libre. 26% anhela una vida espiritual. 22% quiere hijos).
Todavía no sé cómo resolver esta ecuación. Pero, al menos, he aprendido algunas cosas sobre mí misma. No quiero esas relaciones imposibles e intensas de mis veintes. No quiero un marido apuesto que me espere en casa. Y definitivamente no quiero pasar mi vida sola.
Hoy me doy cuenta de que todo lo que buscaba estaba más cerca de lo que pensaba. Ya sea sola o acompañada, en esos momentos cuando finalmente te aceptas tal y como eres, el mundo a tu alrededor cambia. Al final, la felicidad es una elección. ¿O no?"

Creo que este video se ha vuelto viral porque logra captar las preguntas que muchas mujeres de esta generación nos planteamos, empezando por mí y pasando por una docena de mujeres que me rodean. ¿Acaso, como dice Paula, la libertad de la mujer tiene fecha de caducidad? ¿El hecho de optar por una vida “establecida” termina con la “juventud extendida”? ¿Ser madre o esposa nos quita libertad o nos lanza al camino sin retorno de la decadencia? Curiosamente, aun las chicas que viven con sus novios, cada vez que se plantean la posibilidad de tener hijos o casarse, se hacen esos cuestionamientos.

Las libertades que conquistaron las mujeres de otras generaciones resultan tan valiosas para muchas mujeres de mi generación que tememos perderlas al convertirnos en esposas y madres. Quizás porque los roles de madres y esposas con los que crecimos no coinciden con las expectativas que hemos forjado después de los 25 años. Eso queda claro en el video de Paula.

Creo que lo más interesante de este video es que no se trata de ellos, de los hombres, ni de lo que hacen o dejan de hacer. Sino que el testimonio de Paula es el proceso mediante el cual una mujer se construye a sí misma; es Paula vista por sus propios ojos cuestionando las expectativas de los demás, deconstruyendo la imagen de la “buena chica” para lanzarse al mundo con otra visión de lo que puede ser la identidad femenina, la felicidad y la propia realización.

35 and single/Fuente: NYT
35 and single/Fuente: NYT

Por otra parte, hay varios gestos que Paula recoge en el video y que llaman mi atención por su elocuencia: el coleccionismo de experiencias (cajas de cassettes), la nomadía (los viajes) y la jardinería. Los dos primeros son la materialización de situaciones antes inéditas en la historia de las mujeres latinoamericanas: 1) la libertad de tener varias parejas sexuales antes de casarse y 2) la posibilidad de llevar una vida profesional que brinda autonomía, que no tiene que ver con labores asistenciales (maestra, enfermera, secretaria) ni domésticas y que permite movilidad geográfica.

Las generaciones anteriores de mujeres no tuvieron estas posibilidades, al menos no de manera legítima y con el reconocimiento de la sociedad de su tiempo. Hoy, estos actos son socialmente permitidos e incluso se consideran sinónimos de libertad. Sin embargo, hay un abismo sobre el cual se tiende el testimonio de Paula como una red: las mujeres solteras de 35 que no tenemos hijos, carecemos de referentes que nos ayuden a empatar nuestras expectativas emocionales con nuestras necesidades profesionales. No contamos con las historias de otras mujeres que hayan pasado por ese camino, somos, por así decirlo, la primera generación que se enfrenta a este conflicto de identidad.

El tercer gesto, la jardinería, me parece tan conmovedor como sintomático. Pienso que en el futuro, cuando alguien quiera de representar a una mujer de la generación 35S (35 y soltera), la pondrá sembrando un jardín en su balcón o en su patio, porque este gesto materializa el anhelo de cuidar algo propio y algo vivo. Como los hijos o las parejas que no tenemos.

¿Qué piensan ustedes del video?

Twitter: @luzaenlinea

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