En el amor, ¿los segundos serán los primeros?

Ante la disyuntiva de tener a dos pretendientes, ¿es mejor escoger al que llegó después? / Foto: Thinkstock
Ante la disyuntiva de tener a dos pretendientes, ¿es mejor escoger al que llegó después? / Foto: Thinkstock

A pesar de tener poco tiempo de conocer a Robin y de llevarle unos 17 años, son más las conversaciones que hemos tenido sobre la vida en general que las que tratan estrictamente del trabajo que realizamos juntos. La confianza es una instancia misteriosa que puede surgir en cualquier momento. Por eso, no me extrañó que hace unas semanas se abriera para contarme sobre su rompimiento sentimental y las consecuencias que tuvo en su vida.

Robin no fue explícita en los detalles sobre su caso y por lo tanto, yo tampoco lo seré. Sin embargo, hubo un fragmento de la conversación con su expareja que se le quedó muy grabado y que quiso compartir conmigo. Él le dijo algo como: “Cuando hay dos personas en tu vida, quédate con la que llegó después, porque si siguieras enamorada de la primera, no te hubieras interesado en la segunda”.

Para ella, estas palabras fueron un relámpago de verdad que retumbó furioso en medio de la tormenta de su conflicto y le sirvieron para entender su realidad. Las tomó como si fueran una doctrina infalible que le garantizarían el éxito de su próxima relación. En su momento tuve poco tiempo para meditar y solamente le deseé suerte, pero la curiosidad me quedó sembrada por días. ¿Era cierto? Ante la disyuntiva de tener a dos pretendientes, ¿es mejor escoger al que llegó después?
 
Hay una lógica innegable detrás de la declaración: es cierto que mientras más agujeros románticos existan en una relación —cosas que se echan de menos o están haciendo falta—, de una forma casi instintiva se tratarán de encontrar en otro lugar o, mejor dicho, con otra persona. La ausencia de estas cualidades se hará presente en el instante en el que se manifiesten en la personalidad y fisonomía del nuevo candidato romántico. Pero, esto no es suficiente para comprobar la hipótesis.

Creo que se tendría que dividir el análisis en dos vertientes. La primera es justo el conjunto de nuevos atributos que entraron en juego y que ahora son un motivo para darle una oportunidad a otra persona. Si la afirmación fuera cierta, entonces éstos deberían de ser tan poderosos como para contrarrestar todos los del candidato original, algo que considero poco probable.

Hay veces que la emoción de la novedad es tal, que se nubla la congruencia en la percepción y nos dejamos llevar por una o dos cosas increíbles, cuando ya teníamos muchísimas otras muy buenas. En esos casos, es mejor tratar de mantener la mayor serenidad posible y juzgar ambas opciones con absoluta objetividad, porque es probable que por elegir de manera precipitada se termine con nada.

El segundo factor a considerar es el grado de compromiso que hay con la primera persona y —muy importante— el tiempo que ha durado esa relación. Si no existe tal, yo recomendaría ponerlos a competir y salir con los dos al mismo tiempo, ya que esto permitirá despejar las dudas que se tienen sobre cada uno en tiempo real, de una forma natural e incluso puede llegar a ser divertida. Claro que si ya se es parte de algo serio y formal, el asunto cambia.

Cuando se es parte de una relación y se empiezan a sentir esas emociones enamoradizas hacia una nueva persona, entonces es muy probable que haya una necesidad que no sólo no se está saciando, sino que tampoco está siendo compensada por las virtudes de la pareja. Es cuando la frase del exnovio de Robin se confirma y la segunda opción tiene una mayor probabilidad de prevalecer. Porque es en ese segundo candidato que se encarna la esperanza de encontrar a alguien mejor.

¿Qué te parece?

@AnjoNava

Si quieres compartir tu caso escribe a: anjo.nava@yahoo.com

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