#CuestiónDeAmor: Pensar antes de enamorarse

Se cree que el enamorarse es un acto involuntario, pero cada uno de nosotros termina controlando cuándo y por quién cae. / Foto: Thinkstock
Se cree que el enamorarse es un acto involuntario, pero cada uno de nosotros termina controlando cuándo y por quién cae. / Foto: Thinkstock

Todos en el fondo somos un poquito “emo”. A los seres humanos nos gusta sufrir porque, de no ser así, no nos enamoraríamos. La atracción física lleva consigo un alto índice de decepción, ya que existe, al menos, una probabilidad de 50% de ser rechazado durante el primer acercamiento. Después, las posibilidades aumentan cuando al conocer el carácter, personalidad y cualidades particulares de un individuo, se descubre que no son del todo compatibles con las propias.


El truco para minimizar el desconsuelo radica en tratar de advertir sus detonantes antes de que sucedan, y como nunca lo hacemos, pareciera que nos encantara experimentarlo.

Por lo general se cree que el enamorarse es un acto involuntario que sucede de forma súbita y espontánea, por el comportamiento errático que lo acompaña. Pero no es así, pues al menos en mi experiencia cada uno de nosotros termina controlando cuándo y por quién cae.

Hace tiempo recibí un correo de una mujer que, como tantas otras personas, se enamoró de un hombre casado. De forma explícita me pidió permanecer anónima por lo que simplemente me referiré a ella como “Ella”. Hasta el momento, cualquiera que lea esto sabe, o al menos tiene una cierta noción, que por la premisa, Ella se enfiló a su propio acantilado romántico. Las personas que viven con este nivel de compromiso no tienden a ser buenos prospectos amorosos, aunque claro, siempre existen excepciones.

La historia de Ella no fue así. Le ocurrió lo mismo que a miles de personas en todo el mundo a través de la historia. Se dejó llevar por la admiración que sentía por él y terminó involucrada en “una relación, o si a eso se le puede llamar relación”, como ella misma lo describe. Habiendo más gente conocida involucrada, incluyendo una buena amiga en común, Ella descubrió que el tipo casado era un ser engreído, mentiroso y cínico que, incluso, la amenazó con demandarla legalmente.

Al final del embrollo, Ella se quedó “con el bote de basura lleno de promesas, esperanzas, ilusiones y teniendo que salir sola de eso” y él con su trabajo perfecto, imagen intacta, una esposa fiel al lado y un arsenal de mentiras para usar en una nueva víctima que lo esperaba debajo de sus cobijas.

Ella cuenta que logró salir adelante rompiendo contacto con el susodicho, alejándose de amigos en común y teniendo que sacrificar muchas cosas, incluyendo su reputación que terminó muy manchada después del episodio. Sin embargo, lo bueno es que pudo superarlo. ¿A cuántas personas no conocemos que se quedan empantanadas en una posición así?

La historia de Ella no es nueva y lo peor es que volverá a ocurrir, y la culpa no es de quienes engañan y mienten. Ellos se jactan de tener una conducta perfecta y utilizan una serie de artimañas para lograrlo. Sin embargo, su prestigio y encanto sólo vivirán mientras haya gente a su alrededor que se los compre.

Ella sabía que el tipo estaba cometiendo adulterio, sin embargo decidió pasarlo de largo y, en cambio prefirió escuchar halagos y todo tipo de cosas lindas que le susurraban al oído. Ella creó cuentos en su cabeza esperando un milagro que contradijera lo que inicialmente era evidente.

Ella decidió sufrir.

¿Qué te parece?

@AnjoNava

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