Acromelalgia o síndrome de las piernas locas

Este síndrome afecta el descanso reparador / Foto: Thinkstock
Este síndrome afecta el descanso reparador / Foto: Thinkstock

Tal vez el título te hizo pensar en el padecimiento que se pusiera en boca de todos hace unos quince años, relacionado con la encefalopatía espongiforme bovina, una condición que puede transmitirse a los seres humanos a través de la ingesta de partes de animales infectados, sobre todo tejidos nerviosos, y que literalmente enloquece a las vacas. Sin embargo, la relación entre este y la acromelalgia no es tan precisa, pero puede ilustrar lo que ocurre con los pacientes que la desarrollan.

[Relacionado: Envenenamiento por mercurio]

La acromelalgia o síndrome de piernas inquietas (SPI) es un padecimiento neurológico que se vincula a contracciones musculares bruscas, breves e involuntarias. Se manifiesta durante el reposo, ya sea sentado o acostado, con la sensación de incomodidad en las piernas, que lleva a la necesidad de mantenerlas en movimiento constante para aliviar las molestias.

Se considera que aproximadamente un 10% de la población mundial padece el SPI, su mayoría mujeres. Suele afectar a las personas desde los 30 años de edad, aunque principalmente lo sufren quienes superan los 60.

Las sensaciones aparecen especialmente por la tarde o por la noche, por lo general a partir de la media noche, impidiendo en muchas ocasiones el poder dormir. De hecho, la acromelalgia es considerada como una de las principales causas por las que la gente no puede tener un sueño reparador.

[Relacionado: Alertan sobre primer contagio de gripe aviar en humanos]

Los síntomas son ardor, dolor, entumecimiento, hormigueo, calambres e incluso la sensación de que un insecto camina en varias regiones de una o ambas piernas. Sin embargo, suele presentarse en la zona de la pantorrilla. A estos síntomas se agregan: insomnio, fatiga, falta de concentración e irritabilidad. Lo que resulta en un bajo rendimiento escolar o laboral y daña la calidad de vida del paciente.

Se cree que puede tener un origen genético; también, que puede aparecer a causa de anemia, por niveles bajos de hierro o debido al descenso de dopamina (neurotransmisor encargado de la coordinación de los movimientos). Otras causan podrían ser: insuficiencia renal, diabetes, artritis reumatoide, embarazo, el abuso del alcohol y la cafeína.

[Relacionado: Alcoholismo, más que elefantes rosas]

El tratamiento médico es variado y contempla fármacos como la levodopa, agonistas dopaminérgicos, opioides, benzodiacepinas, antiepilépticos y suplementos de hierro. A algunos pacientes pueden funcionarles los baños de agua caliente, masaje en las piernas, el ejercicio y evitar el consumo de alcohol.

_

Omar Luja es médico cirujano y homeópata por la Escuela Nacional de Medicina y Homeopatía, Instituto Politécnico Nacional, México. Cédula: 7719134.