Enamorados del amor
Hay gente que cambia de pareja como de calcetines. Se enamora con facilidad de algún chico, viven encuentros apasionados durante un tiempo corto, y cuando se termina la fase “lunamielera”, corta con él, pasa un par de semanas en luto y después sale a enamorarse de nuevo. Hablar de las drogas del amor, en ese caso, es más que una figura lingüística, pues la necesidad de vivir en un estado de euforia lleva a esas personas a tener comportamientos destructivos.
De ellos se dice que están “enamorados del amor”, y aunque suene muy lindo, en realidad se trata de una adicción. El enamoramiento detona en nuestro organismo la secreción de un montón de sustancias tan placenteras que nuestro cerebro y todos nuestros sistemas se vuelven adictos a ellas. Según los expertos, la adicción al amor –o mejor dicho, al enamoramiento– consiste en una búsqueda compulsiva de experiencias románticas para obtener de otro una sensación de seguridad y aprecio.
La investigadora Helen Fisher, autora de numerosos estudios científicos acerca del amor, la evolución y las relaciones, dice que en la mente de un adicto al amor, la diferencia entre intensidad e intimidad no está clara; tan pronto como se desvanece la pasión, se sienten vacíos y decepcionados, por lo que se ven empujados a buscar en otra persona el subidón del enamoramiento, pues éste funciona como una droga que alivia un dolor o un vacío emocional profundo. “El amor romántico no es una emoción, es un detonador”, afirma Fisher, “surge en esa parte de la mente donde se originan los deseos y los antojos”.
(No) puedo vivir sin ti
En algún momento de su vida, los adictos al enamoramiento asumieron la idea de que el amor de pareja lo cura todo. Así, sucumben a sus propias fantasías, invierten toda su energía en encontrar a un enamorado y lo convierten en su prioridad sin importar si el otro corresponde a esos sentimientos. Los adictos al amor miran al sujeto de su deseo como la solución a sus problemas, pues necesitan sentirse valorados y validados por el otro.
Las baladas románticas expresan muy bien la creencia que sostiene a la adicción: "no puedo vivir sin ti" (y es cierto, al menos bioquímicamente hablando.) Generalmente, su necesidad de atención y validación viene de una carencia del pasado; quizás sus necesidades emocionales no fueron cubiertas cuando eran niños, probablemente su concepto de amor se formó a partir del vínculo dañado de sus padres, quizás heredó una idea del amor basada en la desigualdad de roles, tal vez no recibió el cuidado que necesitaba de pequeño y tiene miedo al abandono...
Como ocurre con cualquier adicción, la desintoxicación es un proceso de autoconocimiento que requiere emprender algunos pasos y revisar tus creencias. El primero paso es aceptarlo, sólo así comenzarás a entender cuáles han sido las consecuencias de tu adicción a las drogas del enamoramiento y podrás emprender los cambios necesarios para romper el ciclo destructivo.
Es preciso tener la voluntad de soltar no sólo una relación enferma sino también todas las creencias que la justifican. Recuerda que una pareja no define quién eres; si decides estar con alguien, que sea para enriquecer tu experiencia de vida, que sea alguien que te enseñe a amarte a ti misma. Y si sientes que das más de lo que recibes, revisa tus creencias acerca del amor; sobre todo, no busques el sacrificio sino la reciprocidad.
@luzaenlinea
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