Desobediencia inteligente

Mi amiga Isabel adoptó un perro, un labrador que había sido entrenado como guía para ciegos. El día que conocí al perro, Isabel me habló de las exigencias que requiere el adiestramiento de un perro guía. Entre las particularidades del entrenamiento mencionó un concepto que yo desconocía: la desobediencia inteligente. Cuando me explicó en qué consistía, entendí por qué nuestros sistemas educativos, morales y religiosos nunca la mencionan y mucho menos la incluyen en sus principios de vida. También me dejó pensando en las personas que son cómplices de crímenes terribles, y que cuando son cuestionadas o juzgadas responden: yo solo seguía órdenes.

La capacidad de desobediencia puede preservar la dignidad humana / Foto: iStockphoto
La capacidad de desobediencia puede preservar la dignidad humana / Foto: iStockphoto

Pero vamos por partes. Según el sitio perrosguia.org.mx, una vez que un perro entrenado para ser guía ha aprendido habilidades básicas, disciplina y obediencia, “se le enseña a desobedecer inteligentemente. Esta desobediencia inteligente es de vital importancia, ya que en muchas ocasiones el perro-guía deberá negarse a obedecer los comandos del invidente para salvaguardar la vida de ambos. El perro, además, aprende a evadir obstáculos colgantes, aún cuando por su estatura no le afecten directamente, tales como ramas, cables, tubos, sombras comerciales, etc., con los que el invidente podría golpearse la cabeza.”

La desobediencia inteligente implica, entonces, la conciencia para distinguir una orden que nos pone en peligro y la responsabilidad para negarse a cumplirla. El concepto data de 1936, pero forma parte de la naturaleza humana desde el inicio de nuestra historia. Erich Fromm señala que el hombre ha evolucionado hasta ser el que es mediante actos de desobediencia. Copérnico, Prometeo, Eva, Colón, Sor Juana Inés, Mandela, y otras tantas figuras legendarias y personajes reales están ahí para mostrarnos que la desobediencia no es una rebeldía absurda y contestataria, sino una necesidad humana, una capacidad de decir que no a la autoridad cuando ésta trata de amordazar el pensamiento, frenar el movimiento o pisotear la dignidad humana.

“Si la capacidad de desobediencia constituyó el comienzo de la historia humana”, dice Fromm, “la obediencia podría muy bien provocar el fin de la historia humana”. Desobediencia, dignidad, vida y libertad son inseparables.

Ahora bien. Si la desobediencia es tan necesaria para defender la vida, ¿por qué hay tan pocas personas que se atreven a cuestionar el autoritarismo? Fromm dice que la mayoría de la gente ha perdido la capacidad para desobedecer. La educación, los sistemas religiosos, las tradiciones familiares, incluso los miedos que nos inculca el consumismo nos han transformado en lo que Erich Fromm llama “hombres-organización”. Los hombres-organización son seres a los se les ha expropiado la capacidad de darse cuenta de que lo único que saben hacer es obedecer. Esta expropiación se refleja en la incapacidad de defenderse, de dudar, de criticar o de cuestionar. En el fondo, los hombres-organización no se atreven a desobedecer porque al ser sumisos obtienen una falsa ventaja: la sensación de sentirse arropados por el poder les brinda la justificación perfecta para no tomar sus propias decisiones, para no romper sus paradigmas, porque ello implica un riesgo, porque parece que no tuvieran otra opción más que vivir con miedo. Así, quien vive en un régimen de obediencia, siempre tiene a alguien a quien culpar cuando las cosas no salen bien.

Creo que necesitamos integrar la desobediencia inteligente en nuestro mapa, es una herramienta necesaria para la supervivencia. Las religiones que piden obediencia sin pensar que sus mandatos son despiadados, los gobernantes que reprimen las expresiones de descontento de un pueblo ante la opresión y el abuso, los padres que imponen expectativas retrógradas a sus hijos, las parejas que aman en la sumisión en vez de florecer en la libertad... todos esos esquemas funcionan a partir del miedo y no de la libertad. La desobediencia inteligente, al contrario de la obediencia ciega, reafirma la capacidad de saber cuándo hay que decir que no para preservar la vida, la libertad y la dignidad.

Twitter: @luzaenlinea

Quizá te interese:

¿Cómo rediseñar la mente?

La evolución no favorece a los egoístas

El pacto de Ulises