La evolución no favorece a los egoístas

"El más grande se come al chico". "El hombre es el lobo del hombre". Ya sea desde el evolucionismo o desde la teoría política, durante varios siglos nos han hecho pensar que la supervivencia del más fuerte es la ley que rige nuestra permanencia en la Tierra. Sin embargo, un estudio reciente realizado por la Universidad de Michigan muestra que si eso fuera cierto, la vida y el ser humano se habrían extinguido hace millones de años.

La evolución no favorece a los egoístas / Foto: iStockphoto
La evolución no favorece a los egoístas / Foto: iStockphoto

En 2012, la revista Proceeding of the National Academy of Sciences publicó un artículo sobre el dilema del prisionero, un modelo clásico de la teoría de juegos. El dilema del prisionero es un modelo que se ha estudiado en economía, psicologíay biología de la evolución. El dilema consiste en lo siguiente: dos sospechosos son interrogados en celdas separadas. A cada prisionero se le ofrecen varias posibilidades:

  • el prisionero A quedará en libertad si delata al prisionero B; el prisionero B permanecerá en prisión seis meses.

  • lo anterior ocurre solamente si el prisionero B no delata al prisionero A; si uno delata al otro (traición), ambos pasan tres meses en prisión

  • si los dos deciden callar (cooperan) quedarán en prisión solo un mes

Usando dicho modelo, el matemático estadounidense John Nash (autor del estudio publicado el año pasado) demostró que la estrategia más recurrente de los individuos es traicionar, no cooperar, ver por su supervivencia y nada más. Dicha estrategia (determinante cero o ZD, por sus siglas en inglés) sostendría la idea de que la evolución favorece a los individuos egoístas por encima de los cooperativos (la ley del más fuerte).

El microbiólogo Christoph Adami y su equipo de investigadores de la Universidad de Michigan quedaron en desacuerdo con el estudio de Nash y realizaron su propia investigación, que fue publicada hace algunos días en la revista Nature Communications. El estudio de Adami mostró que la estrategia ZD, la traición o el individualismo, no es evolutivamente sustentable, es decir que los jugadores egoístas pueden sobrevivir por un tiempo, pero tarde o temprano tienen que cooperar para poder sobrevivir.

“La evolución te castiga si eres mezquino y egoísta”, declaró Adami, “los organismos egoístas solo sobreviven por un periodo de tiempo corto”. ¿Por qué? La estrategia ZD funciona mientras los jugadores se encuentran aislados y no saben que están siendo manipulados. Cuando todos los jugadores usan la estrategia de traición, el modelo deja de funcionar porque, para sobrevivir, los jugadores tienen que desarrollar una estrategia distinta. “Si sólo hubiera egoístas, la humanidad se habría extinguido”, concluye Adami.

Para realizar el estudio, el equipo de Adami utilizó un ordenador muy potente que analizó cientos de miles de juegos en los que está presente el factor comunicación previa. “El dilema del prisionero plantea que los individuos no pueden hablar entre ellos. Pero si lo hicieran, harían un pacto y estarían en libertad en un mes. Si no se comunican entre ellos, se ven tentados a delatarse", explica Adami. En otras palabras, cuando la comunicación está presente, la tendencia es hacia la cooperación y no hacia la traición.

"Lo que modelamos en la computadora eran cosas muy generales, decisiones entre dos comportamientos diferentes. Las llamamos cooperación y traición. Pero en el mundo animal hay toda clase de comportamientos que son binarios, por ejemplo volar o pelear", explicó Adami a la BBC. "Es casi como lo que tuvimos durante la Guerra Fría, una carrera armamentística. Pero estas carreras 'armamentísticas' ocurren todo el tiempo en la biología evolutiva". Adami señala que, al final de esos procesos, siempre prevalecen los grupos más colaboradores.

Por su parte, Andrew Coleman, de la Universidad de Leicester, dice que el estudio de Adami sugiere que la cooperación ayuda a que un grupo evolucione, pero no contradice la teoría evolutiva del gen egoísta. Esta teoría dice que lo que evoluciona no es un organismo o un grupo, sino los genes individuales. Pero esta evolución no sirve de nada si esos genes no funcionan al interior de vehículos, grupos u organismos cooperativos. (Por ejemplo, el cuerpo humano es un organismo cooperativo sin el cual no funcionan los genes individuales más evolucionados).

Cualquier ventaja obtenida de la traición, añade Adami, tiene una vida corta. "Uno podría pensar que la selección natural favorecería a los individuos que son explotadores y egoístas”, explica Coleman a la BBC, “pero de hecho, después de décadas de investigación, sabemos que esta es una visión de las cosas muy simplificada (...) No son los individuos los que sobreviven, sino los genes, y los genes utilizan organismos individuales como vehículos para propagarse", concluye.

Si llevamos este modelo de cooperación a una dimensión social, es posible entender desde otro punto de vista acontecimientos como la llamada Primavera árabe, las protestas estudiantiles en Chile y las manifestaciones en contra del mundial en Brasil. En todas ellas, la comunicación que permiten las redes sociales y el internet han sido determinantes, ya que han agilizado la organización y la creación de estrategias para proponer transformaciones sociales y económicas. Eso me lleva de vuelta al inicio de este post:

La frase que popularizó Hobbes, "El lobo es el lobo del hombre", ha pasado incompleta a la historia. La locución original es del comediógrafo latino Tito Macio Plauto, y dice: "Lobo es el hombre para el hombre, y no hombre, cuando desconoce quién es el otro". Necesitamos conocer al otro para dejar de pensarlo como un potencial enemigo y empezar a vernos como individuos dentro de un grupo de cooperación y no como amenazas de traición. Tal vez no necesitamos ir tan lejos en los esquemas políticos, si tan solo en nuestro entorno inmediato aprendemos a comunicarnos en vez de permanecer aislados, tenemos mayores posibilidades de sobrevivir no sólo como individuos sino también como grupo.

Si algo tienen que enseñarnos al respecto son los niños. Tal vez ya habrán visto este video sobre el Experimento comparte, si no, echen ojo:

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