Mi hijo quiere un hermanito

A partir de la petición, algunas parejas se motivan con la idea y consideran importante responder a esta demanda.
A partir de la petición, algunas parejas se motivan con la idea y consideran importante responder a esta demanda.

Alrededor de los tres años, y especialmente si alguien cercano está esperando un bebé, los niños suelen llevar a casa la demanda de un hermanito.

Suele suceder el “efecto contagio” en el grupo de jardín. Un compañero llega con la noticia y el resto se hace eco de ello y llega la petición a casa.

A partir del pedido de tener un hermano, algunas parejas se motivan con la idea y consideran importante responder a esta demanda. Acompañan tal decisión con frases como “No lo queremos dejar solito” o “No quiere estar solita”; otras descartan esta posibilidad con respuestas contundentes como “No tenemos pensado agrandar la familia” o “Contigo nos sentimos completos”, y pocas se preguntan acerca de qué estará solicitando realmente el pequeño.

¿Será compañía? ¿Será tener lo mismo que su amigo, que está esperando un hermano o ya lo tiene? Y sobre todo, ¿sabrá lo que está pidiendo? Efectivamente, estas y muchas otras son las opciones que pueden estar incluidas en dicha demanda: tantas como niños la pronuncien.

De hecho, es muy frecuente que el mismo niño que pedía a gritos un hermanito se enoje con los padres frente a su llegada.

Sin embargo, los padres tienden a interpretar que se trata de la necesidad de un compañero o compañera.

¿Es necesario satisfacerlo?

Los hijos vienen al mundo por muchos motivos diferentes y la idea de no “dejar solo” al niño y evitar que sea hijo único es una de las razones más frecuentes a la hora de planificar la llegada de un hermanito.

No hay una mejor manera de planearlo mientras la decisión sea tomada con responsabilidad y con el amor que un niño necesita por parte de sus padres. Se trata de que cada hijo traído a la vida tenga el lugar más saludable posible y que pueda ser amado por sus padres.

El niño “pedigüeño” que al llegar su hermanito se ha transformado en hermano mayor, para sorpresa de los padres –que le “dieron” el hermano que pedía–, tal vez reciba con indiferencia al nuevo integrante. Quizá se muestre enojado con sus papás por haberlo traído o quizá manifieste felicidad desde el primer día de su llegada.

En principio, se trata de reacciones incalculables que deberá enfrentar cada familia ante la llegada de un nuevo hijo para recibirlo e incluirlo en el marco familiar e inaugurar una nueva dinámica que los haga felices.

¿Qué te parece?

También te puede interesar:
Descubre algunas posiciones de parto que podrían reducir el dolor
Cómo hablar con los niños sobre la muerte
Antes de difundir fotos de tus niños, lee esto