Yahoo Estilo Quiero atraer a una chica sapiosexual
“La inteligencia busca, pero quien encuentra es el corazón” (George Sand)
— ¿Cómo te gustaría que fuese tu príncipe azul?
— Apuesto, noble, inteligente…
— ¿Cuál es la virtud que más destacas en un hombre?
— Fortaleza, inteligencia, honestidad…
Si estas preguntas se replicaran por miles, en todas sus versiones de respuestas estaría presente como atributo a destacar, la inteligencia. Seguramente es el común denominador de casi todas las preferencias femeninas cuando una cualidad masculina ha de sobresalir para iniciar o dar continuidad a una relación.
Lo que se espera es que la inteligencia no se confunda con altanería, soberbia, egocentrismo. Se elige la inteligencia, no a quien presume de ella, que sería un rasgo propiamente poco inteligente.
Tampoco es muy adecuado sacar a relucir en la primera cita un tema tan resbaladizo como la física cuántica o la Teoría matemática de Yang-Mills, ni la Conjetura de Birch sobre las curvas elípticas y racionales (que no ha sido resuelta aún). No estamos hablando de “esa” inteligencia en particular, más asociada a un conocimiento de tipo académico como la lógica o la trigonometría, sino más bien me estoy refiriendo —y me resulta más interesante— a una inteligencia ligada a las emociones, a la apertura hacia las experiencias y nuevos estímulos.
Estamos al tanto de que la inteligencia como tal es estudiada por diversas disciplinas como la psicología, la filosofía, la medicina, etc., pero habiéndose puesto el foco durante tantos años sobre la medición del coeficiente intelectual dedicado a resolver problemas técnicos, es que se nos han olvidado otras habilidades del hombre, como son la comunicación afectiva o la inteligencia emocional.
Se han intentado generar tests que midan todas la gama de capacidades posibles, pero este es un proceso complejo, difícil y que aún se encuentra en sus inicios.
Quizás, lo que las mujeres esperan no es un caballero que tenga solamente la facultad distintiva de asimilar, guardar, elaborar información y utilizarla para resolver cuestiones. Eso mismo pueden hacerlo las computadoras u ordenadores, e incluso los animales. La función del varón inteligente dentro las probables expectativas femeninas actuales se orientaría a la habilidad para desenredar problemas que afectan la felicidad de las personas y la buena convivencia.
Parte de esas aptitudes se encuentras activas en la denominada inteligencia interpersonal, o sea la capacidad de captar los estados de ánimo y sentimientos de los otros individuos que nos rodean y saber comprender a nuestros interlocutores, la profundidad del mensaje del otro, inferir pensamientos y reconocer su sensibilidad, logrando así la empatía.
Una insuficiencia en nuestra habilidad empática es el resultado de una apatía emocional que culmina en fallas en el arte de interpretar adecuadamente las necesidades de los demás.
Gandhi sostenía que “las tres cuartas partes de las miserias y malos entendidos en el mundo terminarían si las personas se pusieran en los zapatos del otro…”
Para desarrollar una buena inteligencia emocional que conquiste el corazón de la mujer, debemos observarla y descubrir los trazos que hacen de ella un ser tan especial. No proceder utilizando nuestra fortaleza donde hay debilidad, no quedarnos en sus imperfecciones sino fluir con sus mejores destrezas, no temerle al futuro compartido ni al progreso de a dos, saber escuchar y no sólo oír. Puedes leer a una mujer como un libro e interpretar el significado de cada uno de sus gestos.
No es mala idea pretender a una chica sapiosexual, aquellas que sienten atracción por la inteligencia del otro. No es una equivocación intentar atraerlas y aumentar nuestro factor de seducción. Todo un desafío.
@sebas4nier
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