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¿Cómo se enamoran hombres y mujeres? Imágenes vs. palabras

¿Será cierto que los hombres se enamoran con los ojos y las mujeres con los oídos? / Foto: Thinkstock
¿Será cierto que los hombres se enamoran con los ojos y las mujeres con los oídos? / Foto: Thinkstock

Hay una cita clásica que dice que los "Los hombres se enamoran con los ojos y las mujeres con los oídos". El origen es incierto. Aunque hay quienes se la atribuyen al autor británico Woodrow Wyatt y otros a la actriz Zsa Zsa Gabor, es muy factible que el que el primero en utilizarla fuera el irlandés Oscar Wilde en su célebre obra El retrato de Dorian Gray de 1891. Sin embargo, en este caso la autoría no es tan relevante como el significado mismo de la frase, ya que parece guardar una de esas grandes verdades que nos diferencian a hombres y mujeres.

Sin temor a caer en generalizaciones o debates científicos, quiero plantear algunos argumentos a favor de esta postura, pero haciendo antes una pequeña enmienda en la cita original: "Los hombres se e̶n̶a̶m̶o̶r̶a̶n̶   estimulan con los ojos y las mujeres con los oídos". Creo que el tema, más que hablar de amor y enamoramiento, se reduce a un asunto sexual.

Para ejemplificarlo, recordemos esos momentos cuando uno está completamente solo en casa y no hay nadie a la redonda que ayude a satisfacer un profundo deseo de intimar. Todo el mundo sabe a qué me refiero y lo ha hecho alguna vez y, si no, no sé qué están esperando. La masturbación es una de las prácticas más sanas y gratificantes para el ser humano. Y no lo digo yo, sino varios expertos en la materia. En fin, al evocar ese placentero instante, ¿cuál es la herramienta favorita de cada uno para facilitar el acto?

Por un lado, los hombres solemos tener un directorio de páginas porno ordenadas por predilección. Gracias a la maravilla que es Internet, con solo dar un clic contamos con toda clase de contenidos eróticos. Además, el negocio de la pornografía ha evolucionado tanto que en los sitios que recopilan clips de este género hicieron la tediosa tarea de eliminar la trama de la película en cuestión. Desaparecieron las escenas de seducción —y gente con la ropa puesta—, como aquellas clásicas entre un repartidor de pizzas y la dama que lo espera tendida en una cama para educarlo en las artes de la pasión. Ahora, hay un salto directo a las secuencias explícitas; ya no sabemos quiénes son los personajes o cómo terminaron fornicando en la cocina. Lo único que importa es el acto sexual en sí.

Mientras tanto, las mujeres parecen preferir otros medios para detonar su poderosísima imaginación. Para ellas, las palabras funcionan de la misma forma que la imagen de un par de pechos lo hacen con un hombre. De alguna forma, eso explica por qué la industria del libro erótico ha sido tan prolífica en el segmento femenino desde hace ya muchos años, incluyendo la exitosa trilogía de Cincuenta sombras de Grey, de la británica E. L. James.

Quizá la evidencia más clara de que los hombres son más visuales y las mujeres auditivas es a la hora del encuentro sexual per se. Nosotros solemos pedirle a nuestra pareja que se desvista lentamente, que use algún disfraz, accesorio, fetiche y todo aquello que alimenta la mirada. En cambio ellas, piden que se les susurre palabras —sucias, dulces, tiernas, rudas o cualquier otro adjetivo favorito— al oído y que se les explique a detalle lo que el encuentro les deparará. Incluso, hay veces en las que exigen descripciones tan elaboradas que resulta en un suceso heroico tener un desempeño sexual desde un punto de vista físico, además de otro poético.

Es probable que todo esto sí sea una enorme generalización, pero nos ayuda a entender las necesidades del otro y, quién sabe, tal vez no somos tan distintos entre sí y lo único que nos distingue en realidad es que los hombres somos un poco más flojos.

¿Qué te parece?

@AnjoNava

Si quieres compartir tu caso escribe a: anjo.nava@yahoo.com

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