Por qué deberías bailar

Bailar es bueno para tu cuerpo y tu mente. / Foto: Thinkstock
Bailar es bueno para tu cuerpo y tu mente. / Foto: Thinkstock




A los diez años ya había bailado como Rafaela Carrá. Había parodiado unas cuantas veces la escena de Flash Dance en la que la protagonista baila delante del jurado. Y también había sido una de las chicas de Fama. Bailar, en la infancia, era jugar con el cuerpo y con la imaginación.En la adolescencia, con el baile entraron en juego otros factores: los chicos, la ropa, la libertad incipiente, la rebeldía. El baile seguía siendo, sin embargo, un espacio mágico, único.

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Pero debo admitir que con la adultez, si bien la naturaleza del baile sigue ahí, intacta, algo la fue tapando, escondiendo. Calculo que fueron los prejuicios, el miedo al ridículo, la pérdida de cierta agilidad física… Recuerdo que hace unos años me decidí por tomar clases de flamenco. Subida a un buen par de tacones, me concentré durante meses en darle con fuerza al tablado. Y creí estar lográndolo. Pero un día, ya adquirida la técnica básica de esta disciplina, decidí mirarme al espejo y dejar de seguir mis pies con la mirada. Y ahí entones me vi: a mi pesar, tenía menos gracia de la que imaginaba. Aunque debo reconocer que había en mi cara una enorme sonrisa estampada.

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Sí, porque el baile es mucho más que una destreza. Bailar tiene múltiples beneficios. Algunos son físicos (endurecer las piernas y los glúteos, también los brazos; quemar calorías) pero la mayoría son espirituales. Y no solo me refiero a que una buena sesión de danza nos puede cambiar el humor, sino a que uno puede trabajar, por ejemplo, la constancia, la perseverancia: hay que ir a tomar la clase aunque sea en pleno invierno, con lluvia y frío. Hay que armar el bolso para tomar clases después de un largo día en la oficina.

El baile también puede colaborar para que ejercitemos la abstracción frente al qué dirán. Y para que venzamos la vergüenza. La impaciencia. Y el miedo a las alturas, al dolor. Y la pereza ante el esfuerzo. La transformación que puede realizar la danza en nosotros es mucho más que física. Es interna.

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Además puede ayudarnos a coordinar cuerpo y mente. Vivimos separándolos pero basta un poco de entrenamiento para que empiecen a trabajar en equipo. Animarse a bailar como cuando éramos chicos es un gran desafío. ¿Por qué no convertirlo en una de las metas para el 2014?

¿Te gusta bailar? ¿Qué disfrutas y qué sufres a la hora de poner tu cuerpo en movimiento?