La ropa interior de la ministra italiana

Italia dio la nota al anunciar en febrero pasado que la mitad del gabinete de gobierno, por primera vez en su historia, estaría integrado por mujeres. De 16 ministros, el primer ministro italiano, Matteo Renzi, eligió a 8 damas, toda una señal del lugar que pretende darles en el poder, a diferencia de Silvio Berlusconi, de quien solo trascendían sus vínculos amorosos con jóvenes prostitutas que, además, acercaba a hombres influyentes a modo de presente.

El machismo, que aún persiste en todos los estratos sociales, y que despierta mi feminismo más militante, estuvo lejos de quedarse tranquilo con esta noticia. Y no tardaron en salirle al cruce. En los últimos días circuló por la web una foto trucada de la ministra italiana de Reformas Constitucionales y Relaciones con el Parlamento, María Elena Boschi, en la que se la muestra al momento de la jura a su cargo, enfundada en un trajecito de saco y pantalón azul eléctrico, inclinada hacia adelante, firmando sobre una mesa un libro de actas, y mostrando por “accidente” su diminuta bombachita o tanga.

La foto se viralizó al segundo. En todo el mundo, miles de hombres le echaron una mirada y soltaron, seguramente, algún comentario subido de tono ante la imagen (me tocó salir a pelear con varios de ellos en las redes sociales). La creyeron posible, aplaudieron la osadía de las políticas italianas y se “quejaron” de la performance menos atractiva de las funcionarias de sus gobiernos, que por cierto son cada vez más y ocupan lugares más encumbrados, llegando en varios países hasta a ocupar el máximo cargo del Poder Ejecutivo.

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Como no podía ser de otra manera, una vez que el tema se había instalado en los medios, se conoció la foto original, y quedó al descubierto que la imagen de la que “todos” hablaban era trucada. Una broma de mal gusto con la que sopesar una realidad que a muchos de ellos inquieta. Y que lejos está de tener en cuenta que si esto les sucede a figuras públicas, es porque también les pasa a otras millones de mujeres, día tras día y en lugares mucho menos notorios.

¿Cuánto tendremos que esperar las mujeres para que este tipo de situaciones no existan? ¿Hasta cuándo ser joven y linda, también inteligente y con poder, provocará este tipo de sabotajes? ¿Qué esconde la anécdota de la tanguita de la ministra italiana?

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La violencia de género tiene muchas formas. A veces es una foto trucada, otras un comentario irrespetuoso, un trato desigual en el trabajo porque se es madre, gorda o porque nos gusta lucir atractivas y no le tememos ni a un escote ni a un pantalón ajustado. Si hasta puede ser que nos peguen con una frase que nos desvaloriza y que es dicha por el hombre al que creemos amar.

Frente a estas injusticias no olvidemos cuáles son nuestros derechos y si no podemos solas contra quienes los pisotean, pidamos ayuda. Mientras tanto que los machistas crean que lo único que tenemos para mostrar es la tanguita, total, nosotras, seguimos avanzando…

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¿Por qué opinas que sea más noticia la ropa interior de una ministra que la presencia de un 50% de mujeres en el gabinete italiano?