Estética en el punto G

Hasta ahora, poco y nada se había dedicado la ciencia al placer femenino. La mujer siempre les interesó a los científicos como madre o enferma. Pero no como "ser gozador". Para los hombres habían encontrado el viagra pero para las mujeres, nada. Por eso, es toda una novedad que hayan presentado en sociedad una técnica con la que sólo buscan ayudarnos a alcanzar mejores orgasmos: inyecciones de ácido hialurónico en el punto G.

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No hay que confundir: no estamos hablando de botox. El ácido hialurónico es una molécula que se encuentra en forma natural y permanente en nuestra piel. Su función es la de retener el líquido aumentando en forma considerable su tamaño para así rellenar la piel desde adentro. En pocas palabras, es como una esponja hidratada debajo de nuestra piel.

Pero este tipo de aplicación sobre el Punto G comenzó en EE.UU. cuando algunos cirujanos americanos observaron la posibilidad de agrandarlo con productos que fueran más o menos reabsorbibles. Y fue el doctor David Matlock, conocido como "El Picasso de la vagina", el primero en inyectar en la zona este ácido utilizado siempre en el campo de la estética externa femenina. El producto elegido en un primer momento fue colágeno. Más tarde, cuando esta técnica llegó a Francia, fue sustituida por el ácido hialurónico, que se inyecta a través de la mucosa directamente al punto G.

La intervención se realiza con anestesia local y después de la aplicación de un gel. Dura unos 15 minutos y cuesta entre 500 y 1000 euros. Una vez finalizada es posible que aparezcan pequeñas molestias al orinar pero sólo por unas pocas horas. Se aconseja evitar las relaciones sexuales durante los dos días siguientes para no irritar la zona. ¡Y voilà… a disfrutar!

Es importante no olvidar que de ninguna manera se trata de una fórmula milagrosa, apenas es una ayuda extra. El punto G ya está ahí y sólo se trata de dedicarle tiempo, de experimentar. De ninguna manera estamos ante una solución para las mujeres anorgásmicas, ya que en estos casos lo que existe es una traba producida por un fuerte componente psicológico y fisiológico que merece ser tratado por otros especialistas.

Al enterarse de "la novedad" una amiga me dijo el otro día muerta de risa: "Si me da más placer en la cama, qué me importan las arrugas. ¡Ácido hialurónico para el punto G, no para mi cara!".

¿Te animarías a una intervención de este tipo? ¿Por qué?

Twitter: @BalaguerAdriana

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