Apellido de casada

La cantante Lilly Allen, muy moderna ella, abandonó su apellido paterno al casarse. Primero fue solo en Twitter pero ahora hasta artísticamente se hace llamar Lily Rose Cooper. No es la única. La ex Spice Girl —a la que vimos brillar en el cierre de los Juegos Olímpicos-, hace rato que es Victoria Beckham. La estrella de la serie televisiva Friends, Courtney Cox, llevó el apellido del actor David Arquette, su marido, hasta que se divorciaron. Y lo mismo les pasó a Eva Longoria, que fue Parker hasta que sorprendió a su esposo con otra.

¿Qué lleva a estas mujeres con "nombre propio", de las que nadie espera que sean conservadoras, tradicionales, a cambiar el apellido de soltera por el de casada una vez que dieron el "Sí quiero"? Sabemos que el feminismo pasó de moda pero ¿era necesario dar marcha atrás con esta bandera conquistada? Si bien "el hábito no hace al monje" ¿llegó ya el momento desechar este preciado símbolo de las conquistas de género?

Un estudio del 2009 recientemente publicado por el diario español El País, analizó los cambios de nombre en EEUU durante los últimos 35 años, y reveló que si bien en la década de los 90 el 23 por ciento de las mujeres seguía usando su apellido paterno, veinte años más tarde el porcentaje había bajado al 18%. Las que aún se resisten a hacerlo son aquellas que ganan altos salarios, también las más maduritas: quienes se casan entre los 35 y los 39 años son seis veces más reacias a adoptar su nombre de casada frente a las que contraen matrimonio entre los 20 y los 24 años.

No en vano las holandesas, que tienen fama de liberales, se deshacen en "elogios" para quienes no han retomado esa costumbre digna de sus abuelas. En un estudio sociológico realizado entre estudiantes, ellas consideraron que las mujeres que conservan su apellido de soltera son más cerebrales, ambiciosas y menos dependientes que las que adoptan el de sus maridos.

Muchos dirán que se trata de un estereotipo, que alguien puede ser independiente aún llevando el apellido del amor de su vida junto al suyo y haciéndose llamar señora de tal; pero a las mujeres todavía nos queda mucho camino por recorrer para gozar de los mismos derechos y privilegios que los varones, ¿por qué no recordárselos preservando nuestra identidad de origen?

¿Has cambiado o cambiarías tu apellido de soltera por el de tu esposo? ¿Por qué?

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