¿Existe el instinto materno?

"El instinto de proteger, cuidar, nutrir y amparar a un hijo, sólo puede manifestarse en la medida que ese hijo exista y tengamos una relación amorosa con él. Ahora bien ¿necesitamos el instinto materno para quedar embarazadas? No, definitivamente no tienen nada que ver una cosa con la otra. Quedamos embarazadas porque somos fértiles, porque hemos tenido contacto sexual con un hombre y porque hace parte de la naturaleza humana. El instinto aparece más tarde, cuando el niño nace. A partir de ese momento, hay un bebé necesitado de cuidados maternos que despierta nuestra capacidad de amar", sentencia la psicóloga Laura Gutman.

¿Existe el instinto materno? / iStockphoto
¿Existe el instinto materno? / iStockphoto

La realidad es que habría que estar de acuerdo con lo que afirma Gutman y muchos otros psicólogos. Si no fuera así, no existiría tanta cantidad de mujeres que eligen no ser madres. Si el instinto maternal fuera fuerte e irrefrenable, esa no sería una opción.

Un artículo publicado en agosto del 2004 en la revista Behavioural Neuroscience pone de manifiesto el descubrimiento de una hormona responsable del comportamiento maternal. Los científicos de la universidad de Wisconsin encontraron una relación entre los niveles de la hormona liberadora de la corticotropina (HCL) en ratones y la depresión postnatal de algunas madres. La hormona liberadora de la corticotropina parece mantener una relación muy estrecha con las respuestas de miedo y ansiedad. Si interpolamos los datos a los seres humanos podría ser ésta la respuesta a la depresión postparto, puesto que estas madres presentarían altos niveles de esta hormona.

Curiosamente, esta hormona estaría presente tanto en hombres como en mujeres. Sin embargo, el papel preponderante en la procreación y cuidado de los niños se les ha adjudicado a las mujeres. Y aquí viene la milenaria carga sociocultural.

"Yo soy una de las personas que, por experiencia personal, piensa que lo del instinto maternal no existe, porque yo nunca sentí la necesidad de tener un hijo, por lo que fue una de las cosas que me hizo cuestionar mi licencia como mujer. Siempre me pregunté ¿dónde está ese instinto de las madres que andan trabajando, o de las que dejan que violen y golpeen a sus hijos? También, ¿dónde están cuando se divorcian y que supuestamente dicen que a sus hijos nunca les harían daño? Pero terminan utilizándolos como arma de despecho en el divorcio", expresa la escritora Rosaura Rodríguez, autora del libro "Madre solo hay una…"

"En todos los zoológicos del mundo —escribe Laura Gutman-, se sabe que cualquier mamífera hembra criada en cautiverio, tendrá pocas chances de concebir y dar a luz a su cría. Luego, si lo logra, difícilmente la reconozca como propia y posiblemente tenga dificultades para amamantarla y protegerla. Pero los cuidadores del zoológico la ayudarán, y la cría normalmente sobrevivirá. Lamento estas comparaciones, pero a las mujeres nos sucede algo parecido: atravesamos los embarazos totalmente despojadas de nuestro saber interior y luego parimos en cautiverio: atadas, pinchadas, amenazadas y apuradas. Entonces lógicamente, inmediatamente después de producido el nacimiento, nos sucede que desconocemos a nuestra cría. Las madres tenemos que hacer un esfuerzo intelectual para reconocer a ese hijo como propio, con la culpa y la vergüenza de pensar internamente que quizás no poseemos ese valioso instinto materno. ¿Puede una madre tener una fluidez extraordinaria para responder intuitivamente a las necesidades del bebe? Sí, claro, ¡pero tiene que provenir de una infancia ideal! Si hemos recibido suficiente amparo, contacto corporal, palabras cariñosas, mirada exclusiva, pechos, disponibilidad emocional y explicaciones a lo largo de toda nuestra infancia, es mucho más probable que respondamos instintivamente a las demandas del niño pequeño. Caso contrario, necesitaremos apoyos externos que nos guíen hacia el amor, y nos liberen de los prejuicios."

¿Qué piensan ustedes?

Artículos relacionados:
El primer hijo
Ser madre a los 40
No soy tu amiga, soy tu madre