Cállate, ¡por favor!

Yo aprendí a hablar a los 11 meses. Fue cuando dije, según mi madre, las sagradas palabras: "mamá", "agua", "no". Mi hermano, un año y medio menor que yo, no pronunció ni una sílaba hasta tener casi dos años; de hecho, mi madre pensó que quizás tendría algún problema auditivo y lo llevó al otorrino. "No, señora -le dijo el médico-; su hijo no tiene ningún problema."

El género femenino utiliza unas 20 mil palabras al día, 13 mil más que el masculino; las niñas hablan más y más rápidamente que los niños. Según un estudio publicado en Journal of Neuroscience parece que nosotras no solo hablamos más, también hablamos mejor.

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Ahora, los científicos estudian un gen vinculado con la evolución de las vocalizaciones y el lenguaje, y han encontrado claras diferencias de género en su actividad tanto en roedores como en humanos. Parece que este gen, que produce una proteína -FOXP2-, conocida como la "proteína de lenguaje", se encuentra en altos niveles en el cerebro femenino.

Esto no hace más que confirmar una queja constante del sexo opuesto sobre nosotras: hablamos demasiado, y ese es un rasgo que los exaspera.

De hecho, esto suele ser un punto de conflicto en muchas parejas. Para nosotras, ellos están siempre ensimismados y son poco comunicativos. Para ellos, nosotras hablamos demás y necesitamos explicaciones y charlas para cualquier cosa.

Basta que una diga “tenemos que hablar” para que ellos se sientan amenazados y se pongan a la defensiva, porque intuyen que les va a caer encima una lluvia de recriminaciones por cosas que han hecho mal durante años.

El otro día escuché el diálogo de una pareja durante un viaje en autobús:

Ella: -No sé si pintar esa pared de azul Francia o de borravino.

El: -Mmm.

Ella: -El tema es que si la pinto de azul voy a tener que cambiar el tapizado del sillón, que es bordeaux; no me gusta cómo quedan el bordeaux y el azul. En cambio, si la pinto de borravino, estaría como en la misma gama que el sillón. El pintor dijo que me va a quitar mucha luz, pero bueno, no sé... ¿Y a ti, qué te parece?

El: -Mmmm...

Ella: -Podrías opinar algo, ¿no?

El: -Lo que tú quieras...

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