Buenos días Mujer

Yo soy de esas mujeres que todavía no esconden su edad, y es tanta mi falta de interés en el tema que en verdad tiendo a olvidar cuántas velas apagué en mi último cumpleaños y me defino como una bodoque (Rae: m. coloq. Méx. Ser querido, sobre todo referido a un niño pequeño.)

Thinkstockphotos
Thinkstockphotos

Es una costumbre arraigada que a las chicas de 15 años se les haga una fiesta (costumbre heredada para presentarlas orgullosamante como "mujeres" ante el mundo, y por lo tanto en edad casadera). Yo no tuve una de estas típicas celebraciones, pero he asistido a varias de ellas y siempre me llamó la atención uno de los gestos (en extremo simbólico) que se realiza: a la festejada se le hace entrega de un juguete, su último juguete, en señal de que ha abandonado la niñez para convertirse en toda una mujer.

En lo personal me parece un gesto hermoso, pero me sorprende que una niña se convierta en mujer de la noche a la mañana. Esta acción y actitud deriva en una sociedad que orilla a los adultos a comportarse de determinada manera, a no tener juguetes de niños, y a "enseriarse", dejando atrás la inocencia y los juegos infantiles.

Yo no me convertí en mujer al cumplir 15 años, lejos de ello (¡todavía me compro y regalan juguetes!). Era una adolescente insegura, algo rebelde, extremadamente preguntona (siempre quise entender el por qué de todas las decisiones de mamá y papá - mala idea-), y no me importaba mucho divertirme con esas pequeñas cosas. Al día de hoy, a pesar de ser independiente, pagar impuestos, administrar mi dinero, tomar mis decisiones y enfrentar las consecuencias, sigo jugando como niña, me encanta tirarme al piso para reírme a carcajadas, hacer bromas inocentes, retar a alguien para ver quién llega primero, y atiborrarme de chocolates cuando tengo la ocasión...

Sí sé que un día, casi por sorpresa, me había convertido en una mujer. No sé cuándo ni cómo sucedió, y por más que lo pienso no encuentro un momento específico que marque un parteaguas.

Usé tacones, faldas y maquillaje, los cambié por zapatos deportivos, vaqueros y una cara lavada y en cualquiera de los escenarios seguía siendo la misma persona (en las primeras muy incómoda), de sexo femenino con muchos sueños, deseos e ilusiones heredadas de la infancia.

Por momentos mujer, por momentos niña, e incluso por momentos me descubro como solo un ser humano que vive y respira, alejado de cualquier etiqueta. ¿Así que qué me hace mujer, o qué nos hace mujeres?

No son las cuetas por pagar, la renta ni la pareja; tampoco es la moda, ni el sueldo, ni los laberintos mentales... ¿Será entonces la edad y solo eso que como efecto secundario es un destilado de madurez y dejos de inocencia?

Ese día, ese fatídico día, me miré en el espejo y me reconocí Mujer, pero tan niña como abuela a la vez, tan socrática que sabía que no sabía nada, pero sobre todo tan preguntona como siempre (si no, pregúntenle a Cristina Hendricks).

No, no se llega a ser mujer cumpliendo un año más, y tampoco se deja de ser niña de la noche a la mañana. Pero añoramos esa infancia donde creíamos que las posibilidades eran infinitas, mientras que ahora solo nos parecen complicadas.

No puedo evitar recordar al poeta andaluz Manuel Benítez Carrasco y "Romancillo del niño que todo lo quería ser"

Y en una tarde al volver
a su placita de niño
el hombre quiso ser niño
pero ya no pudo ser.

¿Qué hace mujer a una niña, y niña a una mujer? ¿Para ti hay un momento clave que te haya definido como mujer?

@travesabarros

Quizás te interese:
Cosas a las que hoy dejo de darles importancia
Llorar está bien, y es válido chicas
Deja de pedir perdón por ser bonita