Los celos en tiempos del 'smartphone' y la gran conectividad

Nuevas tecnologías y redes sociales están afectando nuestras relaciones de pareja. / Foto: Thinkstock
Nuevas tecnologías y redes sociales están afectando nuestras relaciones de pareja. / Foto: Thinkstock

por Manuel H. Castrillón

Los celos existen desde que hay sexo. Es inherente a la condición de masculino y femenino. Y no es un tema de seres humanos. A muchos animales no les resulta indiferente, incluso, que algún competidor esté tratando de “birlarle” la pareja. ¿Ayudan los nuevos medios de comunicación, como celulares y tablets, a que tengamos más celos? ¿Celos de la tecnología?

Estamos en la cama, tomando el desayuno o en la entrada del cine, y nuestra media naranja está dele y dele con el Whatsapp, el chat del BlackBerry o el Skype. El plin de la llegada de un mensaje nos hace poner colorados de la rabia. ¿No puede apagar el bendito smartphone por un momento? ¿No estará pasando algo de lo que no tengo que enterarme?

[Relacionado: ¿Le doy o no mi clave a mi pareja?]

Nuevas tecnologías y redes sociales, queramos o no, están afectando nuestras relaciones de pareja. Aunque no le echemos la culpa a ellas. Son solo la mecha, el explosivo ya está plantado. Es como decir “prohibamos los cuchillos, porque con ellos podemos matar gente”. Todavía, es muy temprano para analizar el impacto de las nuevas tecnologías en nuestro comportamiento. Tal vez, estamos atravesando un período de transición en donde no se han establecido modos de conducta que no afecten a las relaciones de pareja. Puede ser que todavía no sabemos convivir al cien por ciento con lo nuevo o un Gran Hermano siempre en el bolsillo.

En algunos casos, por motivos laborales, tenemos puestos de trabajo en donde es obligatorio tener siempre encendido el móvil. No habrá sábado o domingo o “después de hora”. Cargos gerenciales, periodistas, médicos de guardia, son algunos de los que siempre tienen que estar al pie del cañón, aunque esto saque de las casillas a sus parejas o familiares.

[Relacionado: La gente tiende a mentir más en las tardes]

Es que resulta muy desagradable que uno esté hablando en un bar con un amigo, con nuestro afecto, y este se la pase viendo una pantallita. Que se esté conduciendo y hablando o chateando con el celular, aunque sea por medio de manos libres o que durante la comida familiar se tenga el smartphone al lado de la servilleta o del tenedor, como si fuera otro cubierto más.

Pero salvando estos trabajos o algunos similares, ¿qué pasa cuando uno no tiene exigencias laborales o, más llamativo, cuando los moviladictos son los menores? Tal vez en este último caso deberíamos hablar con nuestros chicos seriamente o recurrir a especialistas como psicopedagogos o psicólogos. Si este no es el caso y se trata de nuestra pareja, ¿buscar su clave del Facebook, empezar a dudar de esas reiteradas llamadas o anuncios de chat? Muchos recurren a keyloggers, o programas que nos permiten averiguar el password para cualquier programa.

[Relacionado: Hombres con testículos pequeños son mejores padres]

¿Qué hacer? Cada pareja es un mundo, y las sospechas en muchos casos son justificadas. ¿Se puede seguir confiando? En este caso, quien esto escribe no es un doctor amor ni mucho menos. Sin embargo, la tecnología también puede ser la respuesta si deseáramos sacarnos la duda fehacientemente.
_

Manuel H. Castrillón es periodista especializado en tecnología, residente en la ciudad de Buenos Aires. @castri2010