Fecha de caducidad: ¿podemos confiar en ella?

Al parecer, en algunas ocasiones, puede que esas fechas sean un tanto engañosas / Foto: Thinkstock
Al parecer, en algunas ocasiones, puede que esas fechas sean un tanto engañosas / Foto: Thinkstock


Generalmente  cuando compramos productos perecederos, como los lácteos, y sin darnos  cuenta pasan demasiado tiempo en la alacena o en el refrigerador hasta alcanzar la fecha de uso preferente, tendemos a tirarlos a la basura para evitar cualquier consecuencia en nuestra salud por consumir algún alimento caducado.

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Pero, ¿en realidad la fechas impresas en los productos es la mejor herramienta que podemos utilizar para saber si un alimento se ha echado a perder? Según un reporte hecho por el Consejo para la Defensa de Recursos Naturales (NRDC) en el 2013, al parecer en algunas ocasiones puede que esas fechas sean un tanto engañosas.

El reporte señala que aquellas frases que aparecen en los empaques de los productos tales como “fecha de caducidad” y “usar antes de”, entre otras, no suelen indicar realmente algún tipo de seguridad en el consumo de los alimentos y en general no son reguladas de la manera en la que la gente cree, por lo menos en la Unión Americana.

El NRDC encontró que más de 90% de los consumidores han tirado alimentos a la basura tomando en cuenta las fechas en los empaques y etiquetas creyendo que el alimento se ha vuelto peligroso para ser ingerido, lo anterior se traduce realmente en desperdicio de comida.

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Para los autores del reporte la idea de fechas de caducidad surgió más que nada por la preocupación de qué tan frescos se podían conservar los alimentos y no tanto por lo inseguros que podrían ser para la salud después de cierta fecha, por lo que la mayoría de las fechas de incluidas en muchas comidas se relacionan mas con la frescura de éstas y no necesariamente con su descomposición.

El desperdicio de comida no únicamente se lleva a nivel particular, es decir en las casas de los consumidores, sino también en las tiendas se llega a desechar alimento que ya no está fresco, pero que puede seguir siendo consumido por la gente. Por ejemplo, cada año en los Estados Unidos se retiran de las estanterías de las tiendas alimentos que llegan a sumar hasta 900 millones de dólares en posible desperdicio.

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La solución que plantea el reporte es enfatizar en la regulación para que el etiquetado de los productos incluya las indicciones relacionadas con la caducidad de manera más clara y precisa.

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Omar Luja es médico cirujano y homeópata por la Escuela Nacional de Medicina y Homeopatía, Instituto Politécnico Nacional, México. Cédula: 7719134