No tengo empatía con las mamás del jardín

Al inicio escolar de los pequeños, muchas madres además de la emoción propia de tal etapa, sienten expectativas acerca del nuevo grupo social al que se incluyen. Esto hace que se generen muchas veces falsas ilusiones que se desmoronan, no sin consecuencias, al tiempo del primer encuentro.

Muchas mamás tienen falsas expectativas sobre el nuevo grupo escolar al que se incluyen. / Foto: Thinkstock
Muchas mamás tienen falsas expectativas sobre el nuevo grupo escolar al que se incluyen. / Foto: Thinkstock

Parecería que al ser todas coetáneas, con hijos de la misma edad, eligiendo para su escolaridad la misma institución, viviendo en las cercanías de la misma, hablaría de una afinidad garantizada. Sin embargo quienes somos madres sabemos que esto no siempre es así.

Quienes lo vivieron de esa manera, en general lograron un nuevo grupo de amigos con los que luego de años de concluida la etapa escolar, siguen compartiendo aventuras. Esto facilita lo cotidiano: algunas madres pasan a retirar hijos de otras, se ponen de acuerdo para festejar cumpleaños conjuntos, una cuida al hijo de la otra mientras trabaja, y otros tanto beneficios. Pero quienes no, muchas veces el día a día se les complica.

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Si en la sala o en el grado nadie arma grupo puede ser más sencillo de sobrellevar, pero el peor escenario es que se armen grupos y pocas madres queden fuera de ellos, no perteneciendo a ninguno y transitando la vida escolar de una manera más independiente, más individualista.

Algunas mamás pueden sentirse rechazadas por otras. /Foto: Thinkstock
Algunas mamás pueden sentirse rechazadas por otras. /Foto: Thinkstock

Una de las consecuencias es padecer la mirada del resto de las madres, que sí se hicieron amigas, llegando a sentir muchas veces culpa por ello o preguntándose acerca de cómo se vincula, por qué se quedó afuera, entre otras cuestiones. Pero sigue siendo tema de los adultos.

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Una de las consecuencias más frecuentes, es la que incluye a los chicos.

Esto es: las madres se invitan a sus casas, los chicos se ven fuera del ámbito escolar, tales amistades crecen y los hijos de las madres que quedaron afuera, también se quedan afuera.

Todo esto puede suceder, y de hecho sucede. Lo importante es intentar separar las cuestiones de los adultos de la de los chicos, priorizar siempre la socialización de los pequeños sin olvidar que son los más vulnerables y protagonistas de esta nueva etapa y favorecer desde otro lugar.

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