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Juego y maternidad

Por: Silvia Renata Figiacone

El juego es definitivamente el espacio promotor del desarrollo y la capacidad de los padres para estimular patrones sanos de juego en los chicos impacta directamente en la manera que los chicos crecen y se desarrollan y en las competencias que van desplegando a través de la infancia.

El juego es el espacio promotor del desarrollo - Thinkstockphoto
El juego es el espacio promotor del desarrollo - Thinkstockphoto

De acuerdo a Fergus Hughes, el juego es el vehículo a través del cual los chicos pueden pretender y ensayar habilidades y comportamientos esenciales para desempeñarse en la vida cotidiana. El juego sano es el espacio de desarrollo de todo tipo de habilidades: sociales, emocionales y cognitivas.

El juego es la "práctica en espacio seguro y sin riesgo" de maneras de comportarse que los chicos desplegarán en el mundo real. Es uno de los caminos que el desarrollo tiene para afianzar competencias socioafectivas.

Jugar es el reflejo de la capacidad para ser flexible, creativo y adaptable al entorno. El juego en los chicos es el mejor indicador del desarrollo sano. La falta de juego o la presencia de patrones extravagantes de juego, es sin duda un motivo para preocuparse y consultar posiblemente con un profesional.

El juego permite, dice Hughes, practicar habilidades para la vida. Es por eso que es necesario desde la pauta parental estimular momentos de juego sano y ocuparse de que los espacios de ocio no sean destinados únicamente al uso de dispositivos electrónicos que alejan al chico del juego espontáneo, crucial para su desarrollo.

El autor dice que el juego debiera ser el espacio en el que el chico encuentra las respuestas a sus propias preguntas, explorando y experimentando de modo seguro y protegido.

Para estimular esa propiedad que naturalmente el juego tiene, el adulto puede acercar al chico espacios de juego (ayudándolo a dedicarle tiempo a esta indispensable actividad) y sentarse con él a jugar ofreciéndole materiales para manipular.

Los chicos necesitan, desde pequeños, que sus padres se ocupen de disponer tiempo de juego para ellos y tiempo de juego con ellos. En sociedades industrializadas y en sectores económicamente pudientes, mucho del tiempo de juego se ha convertido en tiempo de computadora, consolas y tablets. Y ello no es necesariamente productivo para el desarrollo. El juego natural y espontáneo permite poner en ejercicio habilidades fundamentales para la vida real: creatividad, flexibilidad, imaginación y simbolización. Los chicos necesitan jugar para desarrollar todas esas competencias.

Tomas Power expresa que uno de los disfrutes más significativos de la paternidad es el compartir momentos de juego con los hijos. Cuando los padres comienzan por primera vez a jugar con un hijo a dónde está y lo ven reír a carcajadas, el mundo parece abrir una ventana que nunca antes se había ni siquiera anticipado.

Algunos tips para estimular el desarrollo del juego en los chicos:

- Dar tiempo para jugar, no porque sea importante para el desarrollo sino porque es divertido. Estimular el juego en los chicos porque es una actividad divertida y mostrar disfrute cuando los chicos juegan es fundamental

- Otorgar oportunidades para jugar solo y en grupo. El juego solitario y el juego entre pares son igualmente trascendentes para el desarrollo y los padres debemos buscar oportunidades para ambas instancias

- Dar libertad al chico cuando juega y reforzar positivamente su actividad

- Integrarse al menos diariamente a momentos de juego para interactuar con los chicos, eso favorece el vínculo afectivo y estrecha lazos de apego

- Asegurarse que los chicos tengan material de juego que facilite la exploración, la construcción y el juego simbólico

- Otorgar también espacios de juego o permitir que en espacios comunes aparezca el desorden característico que es consecuencia del chico que juega

Jugar es aprender y dicen (y es cierto) que se aprende jugando. Cuando los chicos juegan desarrollan competencias de todo tipo pero además dan a sus padres la idea de que están anímicamente bien. La falta de juego es un factor de preocupación y debe concernir al padre del chico que abandona esta costumbre. Estimular el juego en los chicos, otorgar espacios y materiales de juego (que no siempre quiere decir juguetes comprados en comercios) y compartir el juego con ellos es tarea fundamental de todo padre que se precie.

Referencias

Fergus Hughes. Children play and development. SAGE, 2009

Thomas George Power. Play and Exploration in children and animals. Routledge, 2000.

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