Mi niño tiene dislexia

Es cierto, hace rato comenzamos a notar algunos síntomas raros en nuestro hijo… De pequeño ya los tenía, aunque lo tomábamos como normal… “Este chico está demasiado mimado”, pensábamos. Pero ahora que empezó la escuela todo parece más evidente. Le cuesta leer, confunde las letras y, a veces, al hablar mezcla o se olvida de algunas palabras. Nos negamos a creer que tiene algún problema, pero ya no podemos dejarlo pasar. Incluso, llamaron de la escuela para decirnos que podría tener dislexia. ¿Qué es?

Mi niño tiene dislexia / Foto: iStockphoto
Mi niño tiene dislexia / Foto: iStockphoto

Detectarlo temprano

A ningún padre le gusta pensar en que su hijo podría llegar a tener alguna dificultad relacionada con la inteligencia. Sin embargo, vale aclarar que los niños con dislexia no son menos inteligentes que sus pares, simplemente tienen problemas de aprendizaje con el lenguaje. Ya sea para distinguir o memorizar las letras, para estructurar las frases o para organizar un espacio, ellos necesitan su tiempo y su manera de adquirir los conocimientos.

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La dislexia es un trastorno del aprendizaje, por eso, es más fácil distinguirla cuando los chicos comienzan su escolaridad. Más allá de que hay algunos signos tempranos, la mayoría de los padres la detectan entre los 7 y los 9 años.

¿Por qué se origina? El hemisferio izquierdo del cerebro, que es el encargado de procesar la información del lenguaje, en los disléxicos presenta una falla; lo que hace que no sincronice correctamente con la parte derecha. Se piensa que en estos niños existe una maduración más lenta del sistema nervioso, que a veces también puede estar acompañada de algunos conflictos psíquicos.

¿Cómo darse cuenta? Aunque puede manifestarse de muy diferentes formas, de acuerdo con el grado que presente cada individuo; existen algunos síntomas que indicarían que es necesario hacer una consulta. Es muy importante obtener un diagnóstico lo más temprano posible.

Los chicos con este problema, de pequeños suelen ser torpes con los trabajos manuales, porque tienen dificultades de organización en la visión del espacio. Asimismo, presentan trazos descoordinados y confunden algunos fonemas al hablar. Sin embargo, a esta altura muchas veces pasa inadvertido.

Se detecta especialmente cuando los niños comienzan con la lectoescritura en la escuela. Confunden letras, invierten su orden, mezclan mayúsculas y minúsculas, muestran falta de memoria a corto plazo, dificultades para manejarse con el diccionario, no entienden lo que están leyendo, falta de ritmo en la lectura, sustituyen palabras por otras inventadas, se quejan de dolores de cabeza, mareos y náuseas (debido al esfuerzo que tienen que hacer al concentrarse).

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¿Se cura? Si bien este problema no tiene cura, se puede superar y hacer una vida normal. Es necesario hacer un trabajo multidisciplinario con especialistas en diferentes áreas que, a la vez, actúen en conjunto con la escuela y con los padres.

Las personas con dislexia necesitan volver a aprender de otra manera. Es decir, hay que enseñarles la técnica de la lectoescritura siempre ajustada a su ritmo y a su forma de adquirir los conocimientos. Ellos tienen su propia manera de aprender a escribir y a leer.

¿Qué hacemos como padres? Primero, acompañarlos y demostrarles nuestro afecto y aprobación, aún cuando tengan problemas de aprendizaje en la escuela. Muchas veces se los acusa de vagos porque se ignora la verdadera causa de su trastorno. Desatender a un niño disléxico podría llevarlo a desarrollar una baja autoestima, o a presentar deficiencias en las conductas sociales.

Una forma de darles seguridad contándoles que estudiar es sólo una parte dentro de la vida de una persona y que con esfuerzos lograrán lo que se propongan. Incluso, podemos darles ejemplos de grandes personajes de la historia que padecieron el mismo problema: George Washington; John F. Kennedy, Leonardo da Vinci, Albert Einstein y hoy Tom Cruise.

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Fuentes: www.saludalia.com, Asociación Dislexia y familia (DISFAM) y www.nosotros2.com