Te doy mi amor y mi apellido, ¿aceptas ambos?

En Latinoamérica y Estados Unidos, el apellido de la mujer podría cambiar al casarse. / Foto: Thinkstock
En Latinoamérica y Estados Unidos, el apellido de la mujer podría cambiar al casarse. / Foto: Thinkstock

Al contraer matrimonio, el esposo puede dar el apellido a su cónyuge femenina. Las leyes argentinas (entre otros países) abren esa posibilidad, si bien hoy es totalmente optativo.

De todas maneras, las parejas que se han casado alrededor de los años sesenta conservan la costumbre de que la mujer o bien lleve sólo el apellido de su esposo o coloque detrás de su apellido de soltera la preposición “de” y a continuación el apellido del marido.

Así, la señorita Mabel Gallardo, que se casará con el señor Abel López, pasaría a llamarse Mabel Gallardo de López. Algún desprevenido podría suponer que Mabel ha pasado a ser propiedad de Abel. Entonces: ¿Mabel es de Abel?

Esto llevaría a pensar equivocadamente que el hombre casado ejerce dominio sobre su esposa. La consecuencia del dominio de alguien sobre algo implica el sometimiento a la voluntad y a la acción de la persona que detenta ese dominio o propiedad.

Esta es una situación bastante ridícula, ya que la dama ha dado su consentimiento matrimonial, es decir que no ha sido obligada a ello, por lo que no creo que sea su deseo ser “la propiedad” del otro. Tampoco resiste razón alguna tal situación teniendo en cuenta que la esclavitud ha sido abolida casi en todo el mundo.

Me relatan que en México el apellido de la mujer nunca varía con el cambio de estado civil y que ambos cónyuges los conservan en la versión original antes de contraer nupcias.
En el caso de España y Chile, las mujeres conservan su apellido de solteras y no se modifica con el casamiento.

En Nicaragua, según pude averiguar, el tema es bastante particular por cuanto si el señor Pablo Godoy se desposara con Celia Ramírez pasará a ser nombrado como Pablo Ramirez y ella Celia Godoy, en un intercambio inusual de apellidos, poniendo los derechos de los contrayentes en un pie de igualdad.

En Cuba, me comentaron que se usa como primer apellido el del padre y como segundo el de la madre, y que no cambiará al casarse. Se tomarán en cuenta ambos al realizar cualquier trámite.

En Estados Unidos se da una situación diferente en la mayoría de los casos. Aunque la ley no lo exija, las mujeres cambian sus apellidos por los de sus esposos.

Por ejemplo, si Cindy Jones se casa con Mark Spencer, pasará a ser Cindy Spencer. Luego se divorcia y se casa con Paul Moore, entonces podrá optar por llamarse Cindy Spencer Moore si así lo desea. Pero se divorcia nuevamente, se enamora y forma pareja legal con Peter Jackson. Si fuere su pretensión, su nombre ahora será Cindy Spencer Moore Jackson. Al parecer, los apellidos tienen un raro efecto acumulativo.

Por lo visto, la tendencia es la de respetar la decisión de la mujer por sobre la herencia cultural que intenta demostrar que el hombre da su apellido como señal de protección aunque para muchos sea un mensaje de machismo puro... una actitud que sí se encuentra en período de obsolescencia.

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