¿Cómo conquistar mujeres? Depende…

El amor está en todas partes, eso lo sabe un hombre conquistador. / Foto: Thinkstock
El amor está en todas partes, eso lo sabe un hombre conquistador. / Foto: Thinkstock

Desde que el mundo consideró la posibilidad de que el hombre y la mujer encuentren esa sensación de plenitud por andar en pareja, se ha escrito muchísimo sobre técnicas de conquista.

Por supuesto que existen formas de abordaje para ambos sexos. Desde antaño se han visto diversos tratados de seducción, principalmente del hombre para atraer mujeres. Primero seguramente habrá sido la tradición oral, consejos y tips de los experimentados hacia los nóveles. Luego, algún pícaro comenzó a compilar las diferentes “astucias” y aparecieron las versiones escritas sobre el tema.

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A los largo del tiempo y ya en nuestra época, tanta información enciclopédica acumulada, sumada a la espectacular difusión que ofrece internet —decálogos infalibles, recomendaciones “probadas”, etc.—podría provocar el colapso mental de los iniciados en las lides del amor. Como sabemos, todo exceso es perjudicial y en este caso la proliferación de datos tan variados no puede menos que causar desconcierto y distracción de lo medular.

Si hoy tomamos como ejemplo a un adolescente de 16 años, seguramente ya portará un conocimiento del tema provisto ya sea por su padre, quizás el abuelo, algún tío “experto”, amigos del colegio y del club, camaradas del barrio, posiblemente un hermano o primo mayor y por supuesto internet.

Asimismo, nunca falta un profesor joven que extenderá su tarea educativa e inclusive se ha sabido de algunas madres valientes que aportan su saber desde el flanco femenino.

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La incorporación de conocimiento es siempre saludable, pero cuando el receptor no está entrenado, comienzan las excepciones a la regla. ¿Qué puede hacer un jovenzuelo con 8700 Gigabytes de información dispersa? No es sólo la cantidad, lo que nos pasa a los hombres es que posiblemente no podamos ponernos de acuerdo en cuál es la mejor manera de conquistar a una dama. Cada uno relatará y tomará como válida la manera que a cada uno le ha resultado más eficaz. Como reza el dicho popular: “Cada maestrito con su librito”.

Por esa razón, la importancia de la información que recibirá el aprendiz será tan variada y heterogénea que lo único que se logrará es confundirlo: “Que si a la chica hay que regalarle un flor en la primera cita, si besarla en el cuello mientras le susurras al oído encenderá la pasión desmedida, si celarla va a resultar productivo y caerá rendida en tus brazos, que si las caricias en el cabello de la doncella serán claves para alcanzar su amor eterno, que si esto, que si lo otro…".

Peor aún si el origen de la revelación se encuentra encuadernada o proviene de la red, ya que ese material tendrá las intenciones de ser instructivo pero carecerá íntegramente del cariño y lealtad de un consejo que promueva un amigo sincero, primo, tío o progenitor.

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Y lo más trágico: entre tanta experiencia ajena, estaremos cercenando la posibilidad de que el joven “alumno” vivencie la suya, se dé el lujo de equivocarse e intentar redimirse, generando así su propia experimentación y triunfo. Porque no existe aprendizaje más valioso que el procurado por uno mismo.

Con lo expresado no estoy negando de ningún modo que la recomendación y la noble acción de compartir detalles no pueda resultar muy útil. Lo que me parece —con humildad lo digo— es que las habilidades que hubiéramos desarrollado para conquistar y enamorar mujeres nos resultarán más eficientes a nosotros mismos, quienes las elaboramos a partir de nuestros distintivos recursos, talentos, ineptitudes y torpezas.

Lo fabuloso es fomentar que cada uno encuentre y ejercite su natural destreza de conquista, porque lo que se consiga por mérito propio tiene el más dulce de los sabores.

@sebas4nier