Mitos sexuales masculinos (parte 2)

En el sexo, no todo es responsabilidad del hombre. / Foto: iStockphoto
En el sexo, no todo es responsabilidad del hombre. / Foto: iStockphoto



Esencialmente, el hombre solo quiere introducir el pene, tener un orgasmo con el mínimo de ternura, comunicación y relación posible. Debe hacer una cantidad de juegos previos solo para satisfacer a su pareja. Tiene que iniciar, poner a la mujer en clima, orquestar todo el acontecimiento, estar seguro de que su compañera está satisfecha y, finalmente, encontrar su propia satisfacción. Todo es responsabilidad del varón. Y resulta que estos hombres quieren saber si hay alguna manera de hacer el sexo más placentero, con menos trabajo y más diversión.


A continuación, desmentimos más mitos sexuales masculinos:


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“Todo contacto físico lleva a una relación sexual.” ¡Falso! No se concibe que un hombre quiera solo una caricia, un abrazo, y no una relación sexual.


“Sexo significa solo penetración.” ¡Falso! Muchos hombres consideran que los juegos son meramente "preliminares" del coito. ¿Acaso no saben que la penetración es solo indispensable en la procreación -hasta cierto punto- y que alcanzar el orgasmo con estimulación manual u oral puede llegar a ser por demás placentero?


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“Toda actividad sexual requiere como condición indispensable la erección.” ¡Falso! Pensar que no hay sexo sin penetración, es transformar a la erección en la estrella del show sexual que, al no presentarse, origina una verdadera tragedia. La fisiología masculina no responde a esta exigencia. Durante el encuentro sexual, la erección puede perderse temporalmente y recuperarse sin problemas. Pero ante esto, muchos se declaran impotentes y entran en crisis personales graves a pesar de ser perfectamente capaces de disfrutar el sexo y de recuperar un rato más adelante la erección.


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“Una buena relación sexual es aquella en la que se consigue una excitación ininterrumpida y que siempre termina en orgasmo.” ¡Falso! A veces, y sobre todo después de la edad media de la vida, aparecen con cierta frecuencia dificultades no orgánicas con la erección o la eyaculación. Y estos hombres en lugar de vivir con placer lo logrado, viven con angustia lo no logrado. A causa de este mito, es difícil concebir que el sexo puede ser algo relajado, con interrupciones, descanso, charla, risas, en fin, algo más agradable y menos estresante.


“El sexo debe ser natural y espontáneo, no necesita aprendizaje.” ¡Falso! Este mito impide preguntar, aprender y también enseñar.


“En esta época esos mitos ya no existen.” ¡Falso! Negar la existencia de los mitos es otro mito que se basa en suponer que el destape nos ha hecho superar años y años de represión y desinformación. El “yo lo sé todo, yo no tengo inhibiciones” puede ser muy nocivo porque cierra las puertas del aprendizaje.


Reconocer la existencia de estos mitos es una forma de empezar a superarlos. El objetivo: tener una sexualidad más libre, más alegre y, seguramente, más duradera.

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Diana M. Resnicoff es licenciada en psicóloga y sexóloga clínica.