¿Cuándo es momento de buscar un empleo nuevo?

Muchas veces, en más de una desilusión rutinaria, te habrás preguntado si sería la hora de buscar otro empleo. Pero una decisión así no resulta nada fácil, especialmente cuando hay responsabilidades como pagar un crédito, hijos en edad escolar, otros parientes que mantener, etcétera.

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Sin embargo, las dudas no hacen más que paralizarte. Entonces... te quedas; y luego, como un círculo vicioso, otra decepción y tu pensamiento vuelve al principio. En ocasiones es necesario ir para adelante porque “el mundo es de los valientes”, reza el dicho.

En esta nota te contamos cuáles son las razones más importantes por las que debes emprender la búsqueda de una vez por todas.

Hasta acá llegó mi amor laboral:

Encuentras un techo profesional: en estos años te has dado cuenta de que tu puesto es el más alto al que puedes aspirar, porque sabes que los demás jamás serán asignados para ti; o simplemente no existen otros en ese empleo debido a la estructura de la empresa. Sin embargo, tú deseas seguir formándote profesionalmente y no quieres estancarte. Ni siquiera puedes planear una meta a largo plazo si continúas en ese lugar.

Tienes más potencial pero no lo aprovechan: este punto es similar al anterior, pero no entra en juego el puesto sino ampliar los conocimientos, nuevos desafíos para capacitarte. Ya estás aburrida de hacer siempre lo mismo, mirando cómo ascienden a tus compañeros. Tú sabes que puedes hacerlo pero no se fijan en ti y aunque lo has planteado siempre se quedan en las promesas. Para tomar una determinación, debes tratar de proyectarte hacia el futuro y pensar si te gustaría jubilarte en ese puesto. No pierdas el tiempo.

Estrés: ¿Trabajas para vivir o vives para trabajar? ¿Sientes que tu vida sólo pasa por la oficina? Es un empleo tan demandante que hasta olvidas que existen el sol y los pajaritos. Tú sabes que para poder ascender allí precisas demostrar más; por eso te esfuerzas cada día y te quedas allí sin cumplir jamás con tu horario laboral. Luego te vas aturdida, llevas los problemas de trabajo a casa, no puedes relajarte y eso está afectando tu salud. Es importante en este momento de tu vida, tener en cuenta lo que uno desea; si optas por seguir así, entonces debes saber que tendrás menos tiempo para disfrutar de tus afectos. Luego, no hay reclamo que valga.

A punto de quiebra: el barco se hunde y aunque estabas contenta con el trabajo, sabes que hay serios problemas económicos en la empresa. Pero para tomar una decisión debes poner las variables en la balanza: ¿tienes posibilidades de crecer o es más probable que quedes en la calle en poco tiempo? Hay que tratar de mirar para adelante y hacer algo por una misma. Porque nadie lo hará por ti.

Acoso laboral: es una situación muy desagradable que hasta puede enfermarte. El mobbing o maltrato en el empleo a veces se da por parte del jefe o de uno o más compañeros; y no necesariamente porque griten, sino también cuando te ignoran. Por mejor sueldo que tengas, no hay dinero que pague tu salud mental y física. Después de todo, nada de lo que hagas cambiará la situación. Eso si, previamente y antes de tomar la decisión de irte intenta hablar con la oficina de recursos humanos para ver si hay alguna posibilidad de cambiarte a otro sector. Si lo has intentado y no lo logras, no lo dudes más, ese sitio no es para ti.

Mal ambiente: hay un clima agresivo, todos están malhumorados y las horas no pasan nunca para ti. Sólo deseas irte de ese encierro que te contagia los malos aires, debes huir cuanto antes. Esa no es la vida que esperabas.

Mala paga: la compañía no te valora y aunque demuestras ser una gran empleada parecen ignorarlo. El jornal es paupérrimo. Ya has socilitado un aumento de sueldo pero siempre existe alguna excusa que te hace sentir que el pedido es desubicado. Tú lo mereces pero será muy difícil el progreso laboral allí. Es mejor comenzar a mirar hacia otros horizontes.

Empeoran tus condiciones: para evitar efectuar un despido, muchas empresas empeoran las condiciones del empleado. Es una verdadera invitación a retirarte y ya no tienes nada que hacer por allí. Piensa que en otro lado el trato mejorará y te sentirás más valorada. Eso si, intenta negociar con la compañía para que puedas llevarte algo de indemnización, muchas veces aceptan.

Un buen ofrecimiento: aunque no te disgusta del todo tu empleo, te han ofrecido mejores condiciones en otra compañía: un sueldo mayor o más estabilidad. Pero en este caso son varias las coordenadas que hay que analizar. Primero si es una empresa estable, si hay más posibilidades de crecer que en la que estás ahora, cómo será la gente que te rodee y si el aumento es realmente significativo (recuerda que siempre que se comienza con un empleo hay que pagar derecho de piso, además de que pierdes la antigüedad del otro). Si aún sigues pensando que la balanza se inclina hacia el lado del cambio, entonces adelante.

Recuerda: siempre que pienses en un nuevo empleo, debes estudiar cuáles serían los beneficios de quedarte y cuáles, en caso de que determines irte. Eso te ayudará a tomar la decisión más acertada.

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