Qué leerles antes de dormir

Por Silvia Figiacone

En 1935, Clarence Sunmer, director de la biblioteca para jóvenes de Youngstown, Ohio, USA, abrió el The Mothers´Room, un espacio donde madres e hijos en edad preescolar se encontraban para leer con el fin de abrir sus jóvenes mentes al placer de la literatura. En poco tiempo, la idea se extendió por todo Estados Unidos (Greene, 1996). La lectura es, dicen, soñar con ojos abiertos. Confucio decía, que no importa cuán ocupados creamos estar, siempre debemos tener tiempo para leer, de otro modo, nos rendiríamos ante la ignorancia elegida.

Incúlcales desde pequeños el hábito de la lectura - Thinkstockphotos
Incúlcales desde pequeños el hábito de la lectura - Thinkstockphotos

Es posible, si pensamos en paternidad responsable, pensar que hoy, no importa cuán ocupados creamos estar, siempre debemos encontrar un tiempo de lectura con nuestros hijos. De otro modo los hacemos ignorantes de un mundo que es inusitadamente placentero.

Según Ellen Green, muchos estudios sugieren que los chicos a los que se les lee desde pequeños se convierten con facilidad en lectores crónicos. La lectura no solamente promueve la lectura. Leerle a un chico colabora con el desarrollo del lenguaje, la creatividad, la regulación de las emociones, la flexibilidad mental, y la capacidad para narrar historias por propia cuenta. Leer a un chico es toda una tarea para los padres quienes se convierten, por unos minutos, en narradores. Al leer, los padres suelen imitar la voz de los personajes, acentuar tonos de voz para transmitir emociones, graduar la velocidad de la lectura para generar suspenso, y transmitir entusiasmo a tiempo que avanza el relato.

Por otro lado, la lectura conjunta y el escuchar al padre o madre leer, otorgan al niño una sensación placentera y de satisfacción que enriquece y refuerza el vínculo. Los padres, por su parte, también encuentran disfrute y placer en la lectura a sus hijos y es así fácil crear el hábito y sostenerlo después.

A medida que los chicos crecen y se desarrollan, su capacidad de atención sobre un relato, y de participación en un momento de lectura conjunta, se modifica. Antes de los dos años, los libros pequeños, llenos de imágenes y con temáticas asociadas al entorno que nos rodea son ideales para establecer el hábito de tener y usar libros como entretenimiento y de compartir libros con papá y mamá. Son clásicos para ese momento libros que presentan imágenes de alimentos, animales, herramientas, medios de transporte, etc. que facilitan la incorporación de vocabulario y la iniciación en el placer de tener un libro entre manos. A esa edad, típicamente, el chico mirará los libros rápidamente, pasará las páginas y se entretendrá con las imágenes más allá de lo que los padres quieran puntualmente mostrarle. Solo hay que tenerle paciencia.

Entre los tres y los cuatro años los chicos comienzan a prestar un poco más de atención a lo que el libro dice y comienzan a escuchar. Sin embargo, aún es poco lo que pueden representarse mentalmente de lo que escuchan, y tienden a aburrirse con facilidad después de pocos minutos. Aman la repetición de las mismas historias, el disfrute está en construirlas a partir de la repetición y son ideales por ello los cuentos cortos con frases simples e imágenes de soporte y ayuda.

Hacia fines de los 4 años y durante el curso de cinco a seis años los chicos comenzarán a explorar más curiosamente los libros que hay a su alrededor. Buscarán a sus padres para pedirles que les lean un cuento y estarán en condiciones de tener lecturas en las que el padre lee una frase, deja una palabra en suspenso y ellos pueden completarlas. Allí las historias comienzan a tomar relevancia, los personajes comienzan a perpetuarse en sus mentes y la lectura comienza a ser un mundo de posibilidades y disfrute.

Alrededor de los seis años los chicos comienzan a leer y ese es el momento para buscar libros que, con frases pequeñas y letras de molde, los chicos puedan leer. Incluso se los puede estimular para que les lean a sus hermanos más pequeños, y se pueden buscar momentos para leer en familia, cada uno con su propio libro. Desde ese momento, será importante tanto encontrar textos que se les puedan leer, como otros que ellos puedan leer por sí mismos y ayudarlos a ir generando un hábito de lectura independiente que los hará ricos en vocabulario, imaginación, creatividad y emociones.

Algunos tips para la lectura de cuentos a nuestros hijos:

- Establecer un espacio de rutina para la lectura, misma hora mismo lugar, eso facilita la generación de un hábito que tanto adultos como chicos incorporarán con facilidad

- Buscar libros adecuados para la edad de los chicos a quienes leemos, pensar en el tiempo de atención que cada chico puede sostener (generalmente la fórmula sencilla para calcularlo es dos minutos por año de edad, ello significa que si tu hijo tiene dos años, cuatro minutos de lectura serán suficientes antes de un descanso).

- Elegir los libros de acuerdo a los intereses de los chicos sin restringirse solamente a dichas temáticas, la apertura a temáticas novedosas promueve el desarrollo del pensamiento crítico, la flexibilidad mental y la inteligencia

- A medida que los chicos aprenden a leer, alternar la lectura con ellos y promover que lean a sus hermanos más pequeños

- Favorecer espacios de lectura familiar, todos los miembros de la familia, juntos, con un libro cada uno, disfrutando el momento.

Ghandi decía que debemos vivir como si muriéramos mañana y aprender como si viviéramos para siempre. Los libros son, sin duda, fuente de aprendizaje e inspiración desde siempre y para siempre.

Fuente:
Ellen Green (1996), Story Telling: art and technique. Libraries Unlimited.

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