El sol para mi bebé: una aparente contradicción

Un viejo aforismo dice que «donde entra el sol no entra el médico», pero sabemos que en exceso o en horas inadecuadas, esto puede convertirse en lo contrario. El niño pequeño no debe ser expuesto al sol directamente, y nunca entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde, cuando los rayos del sol son más fuertes. Esto lo deben saber todas las mamás. En otro momento hemos hablado de un uso adecuado de telas y condiciones en el vestir del bebé para garantizarle desde pequeño, una piel excelente, ahora agregamos a dichas recomendaciones, el uso del sol, ese astro fundamental y poderoso que hay que mirar con respeto.

Hasta agosto de 1999, la Academia Estadounidense de Pediatría recomendaba no usar protector solar para bebés menores de 6 meses, porque la capacidad de su piel de metabolizar y expulsar químicos en ese tiempo no está aun desarrollada, pero en la actualidad se ha revisado esta recomendación, y aseguran los mismos especialistas que podemos usar protector solar para un bebé de menos de 6 meses, si no tenemos a la mano ropa adecuada o una sombra que nos cobije. Sin embargo, el uso de esas específicas cremas no debe ser como en los mayores, que nos cubrimos todo el cuerpo en favor de defendernos de los rayos, no Mamá, en los pequeñitos esa cremita, la adecuada, debe ponerse solamente en las áreas expuestas al sol o al resplandor fuerte, y siempre consultando el producto con el pediatra. Yo sería de un criterio mejor, que es el consenso general: no exponer al bebé directamente al sol antes de los seis meses de nacido y tampoco aplicarle bloqueadores, pues como la piel es sumamente sensible, cualquiera de los ingredientes de estos productos puede causar irritación.

Se habla mucho del peligro que ofrecen los rayos ultravioletas y del daño acumulativo que genera la exposición prolongada al sol. Como mamás, es necesario que tomemos medidas de protección solar para resguardar la piel de los bebés. Si bien debemos tener cuidado con el sol, tampoco es necesario que lo alejemos completamente, pues el sol fija vitaminas, da fuerza espiritual, o como dice el poeta Octavio Paz, Premio Nobel de Literatura, y uno de los escritores que más ha venerado al sol: "El sol despierta".

Las recomendaciones generales llaman a evitar tomar sol desde el mediodía hasta las cuatro de la tarde, puesto que la radiación ultravioleta es mayor y mucho más peligrosa. Pero algunos pediatras aseguran que los niños pueden estar al sol desde los primeros meses de vida; el problema es la hora de exposición. Tú puedes, Mamá, ponerte al sol con tu pequeño a las 10 de la mañana o cinco de la tarde, pero durante contados minutos por el reloj. Si aun tu niño es un lactante de tres meses, lo puedes poner un minuto y medio por cada lado y lo sacas, y lo regresas a la sombra y al fresco, eso dicen los especialistas. Otro dato importante es no confiar en el color de la piel con que ha nacido nuestro bebé, porque sea más oscura, trigueña, mulata, negra o mora, porque si bien es verdad que las personas de tez blanca son mucho más sensibles a los efectos de la luz solar, las recomendaciones con respecto a una exposición restringida son las mismas, pues los rayos ultravioletas son acumulativos y están asociados al cáncer de piel.

Con respecto al tema en general, la mayor preocupación es que si desde bebé nuestro niño se somete al sol en forma prolongada, en su adolescencia ya será una práctica, transformándose en un adulto con excesiva acumulación de rayos ultravioletas.

Pero el sol, como dice el poeta, despierta, da vida, y es importante saber que es imprescindible, porque le entrega al cuerpo vitamina D, ayudando a prevenir el raquitismo, fija la vitamina C, aunque médicos contemporáneos aseguran que ya no es necesario buscar los rayos del sol para prevenir esta enfermedad de huesos, pues existen alimentos que contienen vitamina D y que muchos pediatras le recetan a sus pacientes. Yo tuve una experiencia con mi hijo Nazim, cuando era pequeño, de 4 años, vivíamos en Moscú, Rusia, y cada invierno él sufría de orzuelos en sus ojitos, los especialistas me aseguraban que tenía que ver con la falta de sol de ese hermoso país, ausencia de sol que duraba 7 meses de crudo invierno, y la vitamina C no era bien fijada por su organismo. Así es que, el sol, también es imprescindible. Enseña a tu bebé a amarlo.