El sexo en los tiempos del chat

El amor virtual, ¿nos ayuda o nos perjudica? Foto: Thinkstock
El amor virtual, ¿nos ayuda o nos perjudica? Foto: Thinkstock

El concepto de sexualidad femenina, desde la sociedad matrilineal, pasando luego por la patriarcal y llegando a nuestros días, fue variando. En esta era donde lo virtual ocupa un lugar preponderante, la sexualidad, en muchos casos, ha virado hacia una realidad diferente. ¡Entérate cómo ocurrió!

La sociedad matrilineal

La sexualidad femenina era considerada la expansión del placer. No se confundía, como ocurrió más tarde, con la genitalidad. El verdadero amor era el amor materno, que generaba la sensación de deshacerse en ese nuevo ser. De allí surgía el aprendizaje básico para construir relaciones humanas sanas.

El contacto piel con piel, las caricias, la unión simbiótica de la madre con su hijo eran fundamentales para que ese nuevo ser tomase conciencia de su propia valía y confiase en el entorno. Casilda Rodrigáñez Bustos expresa que, según indicadores hormonales, la maternidad sería uno de los estados de enamoramiento más intensos en la vida de la mujer.

La sociedad patriarcal

Surgida hace unos 5.000 años, y como “reacción” a la sociedad matrilineal, sostiene la preponderancia del hombre en la familia y la procreación de los hijos, que solo podrían ser de él y destinados a heredarlo. El matrimonio, de ninguna manera fue pensado como fruto del amor sexual individual. Resultó ser la primera forma de familia que tuvo por base condiciones sociales y no naturales.

La monogamia, según Friedrich Engels, no aparece en la historia como la forma más elevada de familia; por el contrario, entra en escena bajo la forma de esclavización de un sexo por el otro y proclamación de un conflicto entre los sexos, desconocido hasta entonces en la historia.

El orden patriarcal redujo la sexualidad femenina a la genitalidad, considerando a la criatura con deseos inconscientes incestuosos, reprimiendo sus deseos naturales a través del castigo y el miedo. Esta distorsión de la realidad provocaría, en el recién nacido, un impacto de por vida.

El contacto con la piel y el cuerpo de la madre fueron reemplazados por ropa, cunas, brazos desconocidos y una parafernalia de elementos que jamás lograrían suplir el amor materno.

La era virtual

La sociedad patriarcal ha causado que muchas mujeres no reconozcan hoy su propia sexualidad y tengan serios inconvenientes a la hora de relacionarse con un hombre. Presas de un condicionamiento que lleva siglos, no pueden asumir la capacidad natural femenina de disfrutar de una sexualidad plena, sin culpas.

La aparición de Internet y de las redes sociales, pareciera solucionar este conflicto en la mujer. Conocer a otro sin exponerse; en algunos casos mostrarse con una imagen mejorada de su persona (¡Photoshop!), aceptando una propuesta de orgasmo virtual o un encuentro fugaz, donde su sexualidad quedará reducida a su mínima expresión.

Pero esto, lejos de ser una solución, es seguir prolongando la agonía de esa herida primaria, generada por la falta de amor, de reconocimiento, de confianza. Y será a través de lo virtual donde encontrará una gran cantidad de ofertas por las que obtendrá promesas de un supuesto placer.

Si bien hay una búsqueda insaciable en la mujer de recuperar el bienestar inicial perdido, la falta de amor primario, las respuestas no están afuera, sino en su propia historia.

Fuentes consultadas: libro El origen de la familia, de la propiedad privada y el del Estado, Friedrich Engels; libro La represión del deseo materno y la génesis del estado de sumisión inconsciente, Casilda Rodrigáñez Bustos.

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Elisa Botti es licenciada en medicinas naturales y naturopatía, coach psicobiológica, miembro profesional de ASIMEPA (Asociación Internacional de Medicinas y Psicologías Alternativas), especialista en técnicas psicocorporales, miembro del cuerpo docente de la Asociación Argentina de Medicina Psicobiológica, y autora del libro Concebidas Sin Pecado.