Reiki: ¡la mejor terapia!

No existe documentación escrita que hable claramente de los orígenes del Reiki; la tradición ha ido pasando de generación en generación, de forma oral. Lo que sí existe es información que nos dice, entre otras cosas, que esta técnica fue redescubierta alrededor de 1870 por un doctor y sacerdote japonés, Mikao Usui, quien enseñaba en la Universidad Cristiana Doshisha en Kioto, Japón.

La palabra Reiki proviene del japonés "rei", que significa universal y "ki", energía vital; con esto entendemos que Reiki se refiere a la energía vital universal, la que surge de la vida; todos los cuerpos vivientes que existen sobre la tierra irradian calor y energía. Reiki es un tratamiento alternativo, que funciona quitando obstrucciones para permitir el libre flujo de la energía, la fuerza vital por todo nuestro cuerpo. Estas obstrucciones surgen de pensamientos, acciones y sentimientos negativos, causando así las enfermedades y malestares que nos aquejan. El Reiki se encarga de enderezar y sanar los caminos de energía, logrando que la fuerza vital fluya de una manera natural y saludable, es un proceso de sincronización que consigue mejorar la salud física, mental y emocional. Es un tratamiento inofensivo, no tiene efectos secundarios, es seguro y es compatible con cualquier otro tratamiento que estemos llevando.

Durante una sesión, el practicante de Reiki impone sus manos sobre el cuerpo del paciente (cabe mencionar que no es necesario quitarse la ropa) y deja fluir la energía. La cantidad de energía que se recibe durante la sesión está determinada por el paciente, el terapeuta es solo un medio de conexión entre éste y el proveedor, que es el Cosmos. La sesión puede durar desde unos minutos, hasta una hora o más.

Esta terapia alternativa nos puede ayudar a:

  • Aliviar los dolores físicos, sin embargo, al considerar al individuo de una forma global, no solo trata la patología sino también se preocupa por el estado emocional, espiritual y mental, logrando así recuperar el equilibrio que nos brinda el bienestar y la felicidad.

  • Elevar las defensas en el organismo.

  • Luchar contra el estrés, la fatiga, la depresión y algún momento de crisis.

  • Recuperar la energía en personas de la tercera edad.

  • Subir el ánimo en pacientes con cáncer.

  • Tratar hipertensión, trastornos intestinales, úlceras, migrañas, dolores de espalda y cuello.

  • Controlar síntomas como la fatiga, depresión, tristeza, pena, soledad, infelicidad y baja autoestima.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), a partir del año 2000, reconoció al Reiki como una terapia complementaria de sanación, y desde entonces se emplea en algunos de los mejores hospitales del mundo con gran éxito, pues se ha demostrado que los pacientes que se apoyan en este tratamiento alternativo mejoran más rápido que los que no lo reciben.

Los principios del Reiki se fundamentan en la siguiente premisa: "solo por hoy":

  • No te enojes.

  • No te preocupes.

  • Muestra gratitud.

  • Trabaja honestamente.

  • Sé amable.

El Reiki es una energía preventiva y curativa, te puede ayudar tanto a acelerar los tiempos de recuperación, si estás pasando por una enfermedad, como mejorar el estado general de salud; equilibra las energías, libera las emociones, desarrolla tu conciencia, aumenta la creatividad y eleva la energía vital. Así que si tienes la oportunidad, prueba esta terapia alternativa. ¡Recuerda…tú generas el cambio!

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