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Los tics: ¿qué son?

Por Mariana Israel

Encoger los hombros, fruncir el entrecejo, sacudir la cabeza o guiñar constantemente, tienen algo en común: son tics, movimientos involuntarios y sin motivo de un grupo de músculos.

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Son relativamente comunes –se calcula que el 1% de la población mundial padece este trastorno–, pero su mecanismo y su origen es muy complejo. Se cree que están vinculados con un trastorno en el desarrollo neurológico de los hábitos. Se produce un cortocircuito en los mecanismos de inhibición y “se escapan” los tics, estos actos repetitivos.

Desde Mozart, hasta Zac Efron

Se dice que el músico más famoso de la historia, Wolfgang Amadeus Mozart, jugaba constantemente con sus manos y golpeaba el piso con el pie. Ya en nuestra época, son muchos los famosos que manifiestan algún tic. Zac Efron, por ejemplo, se rasca compulsivamente los brazos hasta lastimarse.

Aunque sean distintos, todos son tics. Existen, a grandes rasgos, dos categorías: los simples y los complejos:

  • Los tics simples son movimientos breves y repentinos que involucran un número limitado de músculos. Ocurren de manera aislada y suelen repetirse. Algunos de los más comunes son toser, parpadear o sacudir la cabeza.

  • En los tics complejos participan varios grupos musculares, coordinados. Hay personas que saltan, olfatean objetos, tocan a otros, insultan sin motivo o se autolesionan.

El problema de los tics se da con más frecuencia en niños de entre 8 y 12 años. La buena noticia es que suelen diluirse en la adultez. Igualmente, la consulta profesional y los tratamientos pueden contribuir a disminuir la frecuencia del tic y evitar otras complicaciones.

¿Cómo se tratan los tics?

Los tratamientos son varios y dependerán de la severidad del caso. Los médicos suelen recomendar una terapia del comportamiento, conocida también como técnica de reversión de hábitos. Su objetivo es enseñar a la persona a manejar sus tics, de modo de reducir la frecuencia y mejorar su calidad de vida. Las sesiones te instruyen para que reconozcas las sensaciones previas al tic y, cuando sientes que estás por reproducirlo, hagas un movimiento contrario. Por ejemplo, si tu tic es toser, debes inspirar bien hondo. De esta forma, se atenúan las sensaciones molestas que dan origen al tic. En adultos, las técnicas de relajación también dan buen resultado.

En los casos más severos, existe medicación para disminuir la frecuencia de los tics, aunque por lo general no alcanza para remitirlos por completo. Una combinación de ambas terapias suele ser la alternativa más efectiva.

Los tics son un estigma social: están asociados con depresión y baja autoestima. No te quedes de brazos cruzados y consulta con tu médico si tú o alguien de tu familia tiene un tic. ¡Nunca es tarde para hacer algo al respecto!

Fuentes consultadas:

La Enciclopedia de Desórdenes Mentales (minddisorders.com)

WebMD.com

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