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La importancia del autoperdón

El autoperdón se inicia con un proceso de autoconocimiento, en el cual necesitarás indagar y comprender tu historia y las respuestas en automático que ha generado tu cerebro en base a ella.

 

Atrévete a perdonarte y a disfrutar. Foto: Thinkstock
Atrévete a perdonarte y a disfrutar. Foto: Thinkstock

Cómo se construyó tu historia

Cuando nacemos, el mundo ya está hecho. No somos nosotros los que entramos a él, sino al revés. Y una de las “puertas de acceso” son nuestros padres. Entre los 9 y los 16 meses de edad, cuando te mirabas al espejo, sonreías. Tus ojos veían una figura, pero tu cerebro no sabía que eras tú.

Esta es la primera etapa del “yo”, donde ves algo pero no sabes qué es. Solo a partir de la presencia del otro, tu madre especialmente, comienzas a interpretar esa imagen como tuya. Sin ese otro, no lo hubieses logrado. Tu mamá y los demás te revelan quién eres, y así tu “yo” siempre estará mediatizado por su presencia.

Ellos te cuentan una historia sobre cómo debes ser para que te quieran, te dan una mirada sobre la vida que no tiene que ver con la verdad, sino con cómo la interpretan. Interpretación que, a su vez, han heredado de sus ancestros.

Respuestas en automático

La trama de tu historia comienza a tejerse desde antes de que llegues al mundo, y tiene que ver con los hechos, pensamientos y sentimientos que surgieron durante tu concepción, el embarazo de tu madre y el parto.

Toda esa información y la que recibes durante tus primeros 7 años de vida, es etiquetada y archivada por tu cerebro. A medida que vas creciendo y te transformas en adulta, los sucesos vividos serán analizados por este molde.

Resignificando tu vida

Es necesario que tomes conciencia de que vives de una manera aprendida, que te conduce a tener determinados pensamientos. Estos generan emociones que se expresan en tu cuerpo. Y todo esto ocurre en milésimas de segundos.

Cada vez que te encuentres frente a una situación, tu cerebro funcionará como un escáner. La evaluará e inmediatamente buscará la respuesta dentro de las que tiene guardadas, y pondrá en marcha el circuito: pensamiento-emoción-repuesta física.

Por ejemplo, si de pequeña tu cerebro percibió que eras desvalorizada, y en respuesta a eso siempre hiciste grandes esfuerzos para te apreciaran, cada vez que te expongas a una evaluación (en una relación, en tu trabajo, etc.), tu mente inmediatamente te dirá que no vales nada, causándote una sensación desagradable en el cuerpo y la necesidad de esforzarte.

Y quizás te culpes por no ser lo suficientemente buena esposa, madre o profesional. Y como la culpa busca un castigo, encontrarás la manera de ejecutar la sentencia: lo harás tú misma o permitirás que otro lo haga.

El autoperdón

Comprender que no eres así, sino que “aprendiste a ser así”, es el primer paso para empezar a conocerte. Asume que hasta ahora has actuado por condición y no por elección, ya que era tu cerebro el que disparaba las respuestas en automático.

Y cada vez que el cerebro lo hace, en realidad se trata de las respuestas de una niña que no tiene más de siete años. Pero hoy ya eres una adulta y, a pesar de que podría seguir surgiendo la respuesta condicionada, un instante después puedes observarla y elegir qué hacer.

Cuando escoges, imprimes en tu cerebro nuevos circuitos, una nueva manera de relacionarte con lo que llamas realidad. Se trata de un proceso interno donde necesitarás, fundamentalmente, reconocer que tienes la inmensa posibilidad de cambiar tu historia con un amor incondicional hacia ti misma.

¿Te cuesta perdonarte? ¿Y a los demás? María Valcourt, psicóloga clínica, nos aporta otra perspectiva interesante sobre este problema tan humano, en el siguiente video.

 

Fuente consultada: libro Concebidas sin pecado, Elisa Botti.

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Elisa Botti es licenciada en medicinas naturales y naturopatía, coach psicobiológica, miembro profesional de ASIMEPA (Asociación Internacional de Medicinas y Psicologías Alternativas), especialista en técnicas psicocorporales, miembro del cuerpo docente de la Asociación Argentina de Medicina Psicobiológica, y autora del libro Concebidas sin pecado.