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Control del apetito

El apetito es un estímulo controlado desde el diencéfalo, zona del cerebro donde se encuentra el hipotálamo, estructura que a su vez está encargada entre muchas otras funciones, de activar los centros de hambre y sed. Por otro lado encontramos en la corteza cerebral la fuerza de voluntad y la razón, capaces de controlar el resto del cerebro, incluso aquellos comportamientos instintivos como el apetito.

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Desafortunadamente responder al apetito comiendo lo primero que se nos antoja, ha desencadenado una serie de problemas a la salud. Una elección de los alimentos incluso es condicionada por nuestras costumbres, hábitos, la disponibilidad tanto en diversidad como económica de los alimentos.

Antes de guiarnos por el apetito para la elección de los alimentos es necesaria una educación en el ámbito de la nutrición para que de esta manera entre la razón y la fuerza de voluntad a controlar al apetito. Empezar con esta educación desde la infancia es lo mejor, sin embargo siempre está la oportunidad de modificar nuestros hábitos.

Al elegir nosotros qué comer, cuándo comer y cuánto comer se vuelve un acto trascendente ya que tiene diferentes consecuencias principalmente, sobre nuestra salud a corto y largo plazo, la salud de nuestros futuros hijos. Y también estará influyendo en la economía y en el medio ambiente.

Hacer una buena elección de los alimentos requiere de por lo menos cuatro condiciones; la primera, que cubran las necesidades nutritivas, de acuerdo a la edad, peso y otras condiciones individuales como actividad física, enfermedades, entre otras situaciones. La segunda y muy importante en estos días que sean saludables, identificando los alimentos que al consumirlos nos dan mayores ventajas que desventajas. La tercera condición nos indica la elección de alimentos que previenen las enfermedades y por último la cuarta condición implica buscar los alimentos que eviten los problemas actuales de alimentación como el uso de harinas refinadas, comidas de consistencia blanda, pocos alimentos crudos, un mayor consumo de alimentos procesados, exceso de azúcar y de aditivos.

Basta activar nuestra fuerza de voluntad para ir modificando nuestros hábitos de alimentación, y lograr que nuestra razón controle nuestro apetito, eligiendo siempre el alimento ideal para nuestro bienestar.

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