Obesidad central: mayor riesgo de enfermedad cardiovascular

La obesidad es considerada una enfermedad metabólica crónica con riesgo cardiovascular asociado y una morbimortalidad aumentada. Actualmente el sobrepeso y la obesidad se consideran tan importantes como otros factores de riesgo clásico relacionados con la enfermedad coronaria. Sabemos que la grasa corporal en el ser humano y en la mayoría de los seres vivos es necesaria para vivir. Por ejemplo, los animales guardan la energía sobrante en forma de grasas, mientras que el ser humano la acumula bajo la piel o entre las vísceras.

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La grasa superficial funciona como aislante del frío/calor, brinda protección para los golpes y es una forma de reserva energética. Por otro lado, la grasa visceral sirve como reserva energética y como protección de las vísceras. El organismo produce varios tipos de tejido adiposo: La grasa café que se encuentra principalmente en regiones cervicales y en la clavícula; La grasa blanca visceral y la grasa blanca subcutánea. Las diferencias más dramáticas entre estas células están en los riesgos de enfermedad. La grasa visceral en condiciones de obesidad causa inflamación y un exceso de ácidos grasos en la sangre, que ocasionan resistencia a la insulina y el desarrollo de otras enfermedades; En cambio, el exceso de tejido adiposo subcutáneo NO provoca estas alteraciones.

El tejido graso localizado debajo de la piel secreta altos niveles de una citocina, llamada adiponectina, Una molécula relacionada con inducir sensibilidad a la insulina, mientras que la grasa visceral tiene baja secreción de esta citocina. Otra diferencia es la manera en la que se expanden ambos tejidos adiposos. El acumulado en las regiones viscerales crece más por un aumento del tamaño de las células, mientras que el subcutáneo se expande probablemente por la multiplicación celular, aseguran especialistas.

Tener grasa abdominal, es un importante factor de riesgo de para la enfermedad cardiovascular. Según una investigación presentada en el Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología, aquellas personas con un peso normal que tienen su peso concentrado en el vientre, poseen mayor riesgo de mortalidad que aquellos individuos obesos. Aunque ya se sabía que la obesidad central es mala, lo novedoso de la investigación es que la distribución de grasa es muy importante, incluso en personas con un peso normal, explicó Francisco López Jiménez, autor principal del estudio y cardiólogo de la Clínica Mayo en Rochester (EE.UU). Este grupo tiene el mayor índice de mortalidad, superior incluso a aquellos que son considerados obesos según su índice de masa corporal. En su opinión, desde una perspectiva de salud pública, este es un hallazgo importante.

Karine Sahakyan, autora del trabajo, indicó que éste es el primer estudio que ha valorado la tasa de mortalidad en la obesidad central, incluso en ausencia de obesidad, medida por el índice de masa corporal (IMC). Explicó que el elevado riesgo de mortalidad puede estar relacionado con una mayor acumulación de grasa visceral en este grupo, que se relaciona con la resistencia a la insulina y otros factores de riesgo.

López Jiménez señala que la investigación muestra que si una persona tiene un IMC normal, esto no debe asegurarles que su riesgo de enfermedad cardiaca es bajo. Cómo se distribuye la grasa en su cuerpo puede ser muy importante y, además, puede ayudar a identificar con facilidad a las personas con un mayor riesgo. Asimismo la obesidad se asocia a numerosos factores de riesgo cardiovascular como dislipemia, hipertensión, diabetes, marcadores inflamatorios y estado protrombótico. Es por eso que la pérdida de peso puede evitar la progresión de la placa de aterosclerosis y los eventos coronarios agudos.

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