La enfermiza moda del 'corseting'
Texto: Mariana Israel
La moda es como la marea. Cuando menos lo esperamos, nos devuelve cosas perdidas en las profundidades del mar. De qué otra manera se explicaría el regreso de las cinturas de avispa, logradas a fuerza de ceñidísimos corsés.
El tightlacing o corseting que aprisionó a las mujeres europeas durante los siglos XVII y XVIII, vuelve a atraer a algunos grupos de personas. Páginas en Internet y comunidades en Facebook promueven el uso del corsé durante al menos 22 horas al día para alcanzar cinturas del diámetro de un CD. ¿Cuáles son las consecuencias y riesgos de esta enfermiza y extraña tendencia?
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Cuerpos delgados, ¿o deformados?
De acuerdo con el sitio de la Universidad de Bradley, el corseting es una “forma de modificación permanente del cuerpo”. El organismo de las mujeres incorpora literalmente el corsé: sus costillas y órganos internos se adaptan bajo su presión. El resultado es una silueta parecida a un reloj de arena.
La estructura ósea se altera de la misma forma que tu dentadura se modifica cuando usas ortodoncia, explica el cirujano plástico Alexander Sinclair en el portal de noticias The Huffington Post. Algunas mujeres adoptan la “dieta del corsé” para adelgazar, sin darse cuenta de que las consecuencias pueden ser dramáticas.
Jyotindra Shah, médico especialista en cirugía bariátrica, advierte en The Huffington Post que el uso prolongado del corsé puede lesionar los órganos internos y la piel, y restringir la respiración. De hecho, la falta de oxigenación podría provocar síndrome metabólico, que resultaría en un aumento de peso.
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Mujeres frágiles
El corsé contribuía a reforzar la concepción de la fragilidad de la mujer en la época victoriana, dado que limitaba su capacidad respiratoria y le impedía mantenerse de pie por largos períodos sin ayuda, tal como explica el sitio de la Universidad de Bradley.
La alemana Michele Köbke es una joven veinteañera que lleva un corsé desde hace más de tres años, las 24 horas del día. Su meta es afinar su cuerpo hasta rozar los 38 cm (14 pulgadas), para superar a Cathie Jung, presente en el libro Guinness por ser la poseedora de la cintura más pequeña del mundo, según Emol.com, sitio de noticias de Chile.
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De acuerdo con el artículo, Köbke admite que le cuesta estar de pie sin el corsé, debido a la debilidad muscular de su espalda y abdomen, y que se fatiga ante el mínimo esfuerzo. No puede comer más de 10 pequeñas porciones de alimentos por día, ya que su estómago se halla sumamente comprimido.
Sin embargo, la fiel seguidora del corseting exhibe con orgullo su silueta desde su cuenta de Facebook. “Recibo muchas reacciones, particularmente de hombres. Algunos encuentran mi figura realmente atractiva, mientras que otros quedan impactados pero siguen considerándome hermosa. También hay algunos que dicen que es demasiado extremo. Realmente no me interesa lo que piensen”, sostuvo la joven a The Huffington Post, tal como recopila Emol.com.
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