¿Qué es la vida frugal?

"Quién quiere caminar cuando existe el automóvil", "Ya tengo la
pantalla de 21 pulgadas, ahora sigue la de 42", "Por qué tengo que
comer verduras, si no soy pobre". Estas frases forman parte de un modo
de pensar generalizado en la cultura occidental, donde el confort y el
consumismo se han colocado en la cima de la escala de valores. La
filosofía del "Compro, luego existo" se ha transformado en el principio
de vida que mueve a muchas familias en las que TENER MÁS es sinónimo de
SER MÁS.

Sin embargo, y después de varias décadas de vivir en
en un consumo irreflexivo, la realidad indica que no somos más felices
y que entre más tenemos, más insatisfechos nos sentimos; más acumulamos
bienes costosos, más tenemos que cuidarnos de los ladrones y más
exigencias de vida nos sentimos obligados a cumplir. ¿Por qué, con todo
lo que sabemos sobre la desigualdad y la pesadilla de las deudas,
seguimos criando hijos consumistas e irreflexivos? ¿Por qué vivimos
acumulando bienes cuando se puede vivir mejor con menos?

Frugalidad vs consumismo

Hace
más de una década, en los Estados Unidos, de manera aislada y en
pequeñas comunidades impulsadas por madres de familia, comenzó a
practicarse un estilo de vida contrario al consumismo desmedido.
Conocida como vida frugal, esta forma de pensar y actuar ha planteado
que se puede disfrutar más la vida si se vive de manera sencilla, pero
no como una moda "hipster" sino como una filosofía de simplicidad
voluntaria, consciente y gozosa, cuyos principios se resumirían así:
- menos consumo y más creatividad
- menos televisión y más convivencia
- menos prisa y más tranquilidad
- menos objetos y más experiencias
- menos angustia por el futuro y más goce del presente
- menos discursos y más congruencia
- menos trabajo y más tiempo
- menos desgaste y más acciones efectivas

El principio de frugalidad está
en la raíz de todas las tendencias "verdes" y responsables, pues
implica tomar decisiones económicas y ecológicas a la vez. Visto de
manera práctica, la vida frugal es lo que muchas amas de casa aprenden
a hacer en tiempos de crisis: estiran el gasto para aprovechar al
máximo todos los recursos, no desperdician, ahorran en todo lo que
pueden y, sobre todo, educan a sus hijos para que sean capaces de
valorar y replicar un estilo de vida sencillo.

Ser frugal nada
tiene que ver con vivir de manera miserable, pobre o descuidada; por el
contrario, requiere de una planeación inteligente y reflexiva del uso
de todos nuestros recursos: tiempo, dinero, conocimientos, energía,
creatividad, etc. Esto nos permite alejarnos de los impulsos
consumistas (así como de las deudas impagables y los deseos eternamente
insatisfechos) para utilizar lo que tenemos -sea poco o mucho- en lo
que vale la pena a largo plazo.

Se ha relacionado a la vida frugal con los principios orientales del zen (zenhabits.net)
y el tao, filosofías ancestrales que fundamentan su pensamiento en
aprender a vivir a partir de lo sencillo y lo inmediato.
Desafortunadamente no hay mucha literatura al respecto de la frugalidad
en nuestra lengua, pero se pueden encontrar algunos blogs que
reúnen contenidos relacionados, los traducen y los actualizan para
orientar a quien está buscando una forma de vida más simple y
significativa.