Una pastilla para el déficit de empatía

Los seres humanos traemos integrado el software de la empatía y la compasión; basta con mirar la forma en que los bebés y los niños pequeños se relacionan con los animales, con sus pares y con el mundo en general. Cuando crecemos, no sólo la historia personal modifica esa conexión, también la cultura nos va entrenando para sentir o dejar de sentir empatía por los demás y por nosotros mismos. Sirva de ejemplo la forma en que los noticieros nos bombardean con escenas de violencia; llega un punto en que dejamos de conmovernos y adoptamos una actitud más o menos apática. O bien, conforme una niña crece, va recibiendo el mensaje de ser insuficiente, imperfecta o indigna, hasta que termina por decírselo a ella misma frente al espejo.

Pastilla para el déficit de empatía
Pastilla para el déficit de empatía

En una proyección futura, la falta de compasión nos llevaría a vivir en un mundo lleno de atrocidades. O quizás no haya que ir tan lejos pues sobran los ejemplos: no sé si la violencia entre los niños haya aumentado, pero sí se ha hecho más visible, cruel y sofisticada. Estas situaciones estimulan la mente de los artistas y los pensadores, pero también la de los científicos que con sus descubrimientos se anticipan a las catástrofes. Ejemplo de ello es el estudio realizado por un grupo de neurocientíficos de la Universidad de Berkeley, California, cuyos resultados apuntan al diseño de una pastilla que podría hacer a las personas más compasivas.

De acuerdo con sus estudios, cuando se rompe el equilibrio neuroquímico en el cortex prefrontal, dejamos de ser sensibles a la equidad. Este desequilibrio podría ser solucionado con una píldora que detonaría la voluntad para tener comportamientos en pro de la sociedad, por ejemplo, un sentido de la justicia que asegure la repartición equitativa de los recursos. Por otra parte, esta investigación ayudaría a comprender mejor otras enfermedades relacionadas con la alteración de los mecanismos que detona la dopamina, como la recompensa y la motivación.

Pastilla para el déficit de empatía
Pastilla para el déficit de empatía

Los investigadores dividieron a los voluntarios del estudio en dos grupos, a unos les dieron un placebo y a otros tolcapone, una droga que prolonga los efectos de la dopamina en el cerebro y que se usa para tratar a personas con mal de Parkinson. (Ninguno de los participantes sabía qué contenía su píldora.) Después, le pidieron a los participantes que jugaran un juego muy simple de economía: repartir una suma de dinero entre ellos y un tercer receptor anónimo. Quienes tomaron tolcapone, dividieron el dinero de una manera más justa e igualitaria que aquellos que solo tomaron un placebo.

Con un programa de computadora, los investigadores verificaron que los jugadores, bajo la influencia del tolcapone, eran más sensibles y menos tolerantes a la inequidad. Estudios anteriores habían mostrado que en un cerebro sano, la noción de justicia funciona junto con los mecanismos de recompensa. Los investigadores han apuntado que la aversión hacia la desigualdad estaría determinada por la química de nuestro cerebro.

Pastilla para el déficit de empatía
Pastilla para el déficit de empatía

Imaginemos que un niño crece en situaciones de equidad, que sus padres lo tratan amorosa y compasivamente y que se vinculan con empatía. Por otra parte, ese niño observa en los medios de comunicación, en los juegos y en la escuela que la desigualdad, la explotación y la violencia hacia los más débiles son actitudes destructivas y que ese comportamiento tiene una consecuencia negativa para el que lo ejerce. Sin duda, el mecanismo de recompensas seguirá ligado a las acciones que tengan que ver con la justicia y la equidad.

Pero si en casa, en la escuela, en la televisión, en la estructura misma de la sociedad esos niños y jóvenes no reciben reconocimento alguno por ser compasivos, si al contrario, ven que el sistema de relaciones funciona con base en la inequidad y la ley del más violento, el mecanismo de recompensas también terminará por desvincularse a la empatía.

Finalmente, si las pastillas pueden detonar un cambio de actitud en toda una generación, quizás la siguiente ya no necesite píldoras porque habrá crecido con la compasión como ejemplo. En todo caso, no deja de sorprenderme que una y otra vez se recurran a elementos externos, como pastillas o accesorios, para volver a conectarnos con lo eso que nos salva como especie humana.

@luzaenlinea

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