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Mujeres sin poros

Hace unos días en Inglaterra se retiró de circulación una campaña de publicidad de cosméticos en la que aparecían Julia Roberts y Christy Turlington. El motivo: los rostros estaban demasiado retocados, por lo que la campaña resultaba irreal y engañosa.

La marca de cosméticos argumentó que, efectivamente, las fotografías habían sido manipuladas digitalmente para "aclarar la piel, mostrar un maquillaje más limpio, reducir las sombras y las ojeras, suavizar los labios y oscurecer las cejas", pero que aún eran visibles algunos rasgos de "envejecimiento", como las patas de gallo. (Aquí la fotografía de Julia Roberts.) Por último, la marca aclaró que estas imágenes tienen la finalidad de ser "aspiracionales".

Esta noticia vuelve a poner sobre la mesa de discusión los supuestos "ideales de belleza" de nuestra cultura. ¿Acaso el envejecimiento es una enfermedad que debe ocultarse? ¿Por qué tener una piel oscura es poco aceptable? ¿Por qué lo "normal" es hallarnos con imágenes que no tienen poros ni arrugas?

La realidad es que prácticamente todas las imágenes que se usan en las revistas y en la publicidad están retocadas para "verse mejor". Pero esta "mejoría" no tiende a resaltar la particularidad de la persona que aparece en la fotografía, sino que manipula la imagen para que ésta cumpla con un estándar de belleza prácticamente inaclanzable.

El que este tipo de imágenes aparezcan como el ejemplo a seguir no es un hecho aislado, sino un fenómeno generalizado que merece reflexión.

Por un lado, se dice que este tipo de campañas influyen negativamente en las personas con baja autoestima, puesto que en lugar de contribuir a que se acepten tal y como son, les provocan frustración y ansiedad por no cumplir con el "ideal". Así, las personas gastan mucho dinero tratando de parecerse a un modelo que, además, cambia de guardarropa y accesorios cada temporada. Por otro lado, los modelos que se presentan pocas veces dan lugar a la diversidad racial o a la particularidad genética. Las narices grandes, las pieles oscuras y los cuerpos redondos prácticamente no tienen cabida en estas campañas.

Podría pensarse que ese es el único juego posible en la publicidad. Sin embargo, han aparecido otras campañas como Belleza real o Los 10 mandamientos, que asocian sus productos a un pensamiento más consciente y ético, pues no presentan a las mujeres como un producto aspiracional sino como una realidad humana, diversa y digna de respeto, independientemente de su apariencia "perfecta".

Creo que si no podemos cambiar las reglas de la publicidad, por lo menos podemos fomentar entre nosotros una mirada más crítica y más consciente, una mirada que parta de la aceptación de nuestra condición humana (imperfecta por definición) y de la afirmación de la diversidad como un valor necesario para la convivencia. Me parece que aquel que está seguro de su valor, sabe lidiar contra las falsas expectativas y los modelos "aspiracionales" de belleza.

¿Ustedes qué piensan? ¿Deben cambiarse los paradigmas de la publicidad? ¿Es correcto vender productos a partir de fantasías?