La voz es una brújula

¿Por qué nos gusta salir a divertirnos a un lugar y no a otro? ¿Por qué en los lugares públicos, en el transporte o en el trabajo nos ubicamos cerca de ciertas personas y no de otras? ¿Por qué nos acercamos a personas en las que vemos la posibilidad de un amigo? Un estudio de la Universidad de Columbia, recientemente publicado en Plos One, muestra cómo el sonido de la voz es un factor que orienta nuestras elecciones sociales.

La Doctora en Lingüística, Molly Babel realizó una larga investigación para averiguar qué rasgos físicos influyen más en la elección de amigos y la construcción de círculos sociales. Sus estudios la llevaron a enfocarse en la voz, ya que investigaciones anteriores mostraban que la tesitura y el tono permiten identificar, entre otros rasgos como la talla o la estatura, si una persona nos resulta agradable o no.

Según declaró la Dra. Babel, “la voz es una herramienta tan sorprendentemente flexible que la usamos para construir nuestra identidad; muy pocos rasgos de la voz son inmutables". Además de mostrar que nuestra forma de hablar se asocia necesariamente con la región en la que crecimos y vivimos, el estudio de Molly Babel identificó que, por ejemplo, los hombres en los EEUU prefieren hablar con frases y palabras cortas, y que las voces masculinas más profundas o potentes resultan ser las más atractivas. En el caso de las voces de las mujeres, hay una preferencia por las que son más suaves o lánguidas (como la de Marilyn Monroe) y un rechazo hacia las voces chillonas o roncas (como las de las hermanas Kardashians).

Dicen los expertos que el gusto por la voz suave y lánguida –producto de cuerdas vocales más jóvenes y delgadas– sería un reflejo de la obsesión que la cultura norteamericana tiene por la juventud. Las voces roncas, en cambio, refieren a una persona que tiene gripa, está cansada o fuma con regularidad. Así, la voz no sólo sería un indicador anatómico (tamaño o talla) sino también una señal de pertenencia a un grupo social.

En lo que respecta a los acentos extranjeros, la Dra. Babel señaló que una voz “exótica” resulta casi siempre más atractiva, sin embargo, la razón por la que ciertos acentos parecen más atractivos que otros es meramente cultural debido a que “hay estereotipos asociados a cada acento”.

Estas investigaciones solo demuestran algo que todos sabemos, al menos intuitivamente. Desde que somos niños identificamos las voces que nos desagradan, y a partir de complejas operaciones mentales, nuestro cerebro las asocia con ciertos rasgos físicos, características y actitudes, hasta crear patrones de identidad, pertenencia, rechazo, parentesco, etcétera. Lo mismo ocurre con las voces y los acentos que nos agradan, porque hemos pasado toda nuestra vida usando ese mecanismo sin darnos cuenta.

Lo interesante, y que no se toca a profundidad en el estudio, es la capacidad que tenemos de adaptar nuestra voz y nuestro acento para pertenecer a cierto grupo y desmarcarnos de otro. No importa si los cambios son muy sutiles, las diferencias son notorias en un mismo grupo lingüístico regional. Por eso, aunque una imagen diga más que mil palabras, un par de frases pueden modificar la imagen que tenemos de una persona.

 

Twitter: @luzaenlinea

 

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