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El cine y la brecha de género

El cine es una de las mayores influencias culturales de todos los tiempos. Tanto así que tomamos como ejemplos de vida a personajes entrañables, actores, actrices e historias a las que volvemos una y otra vez porque se han convertido en un referente personal. Sin embargo, cuando pasamos del arte a la industria, no cabe duda de que el cine tiene una enorme deuda con las mujeres, así como con una diversidad de identidades de género, raza y costumbres.

Las cifras son contundentes. De acuerdo con las estadísticas reunidas por The Representation Project, “las mujeres y las niñas abarcan el 52% de la asistencia al cine y el 50% de la compra de boletos en los Estados Unidos”, sin embargo, el año pasado sólo un 15% de las películas tuvo una protagonista femenina, y sólo un 30% de las cintas producidas en 2013 incluyó a mujeres que hablaban. Ante ese panorama, los integrantes de The Representation Project publicaron una carta abierta en los diarios para que los dirigentes de las principales productoras de los Estados Unidos se percaten de la situación y (ojalá) hagan algo al respecto.

La iniciativa de The Representation Project consiste en varias acciones, como la realización de documentales, campañas de sensibilización en escuelas y hasta aplicaciones para smartphone que contribuyen a mostrar la discriminación y los mensajes denigrantes hacia las mujeres en los medios. Pero una de las herramientas más interesantes es el cuestionario que se aplica a las películas para ver su nivel de discriminación. El antecedente del test es la prueba Bechdel, popularizada por la artista Alison Bechdel en su comic Dykes to Watch Out For (1985). La prueba consta de tres criterios:

  1. la película tiene al menos dos mujeres

  2. que mantienen una conversación entre ellas

  3. y la conversación no es sobre un hombre

Si tienen curiosidad, aquí hay algunas películas que no pasan la prueba.

David Resha, profesor de cine en Birminghnam-Southern College y colaborador de The Representation Project (TRP), señala que sí ha cambiado la forma en que el cine representa a la mujer, pero se ha dado muy lentamente a pesar de que los guionistas, los productores y los directores están conscientes de ello.

No hace falta ser un reconocido crítico de cine para darse cuenta de la situación: la mayoría de las películas producidas en todos los países (bajo la inevitable influencia de Hollywood) son protagonizadas por personajes masculinos heterosexuales, dinámicos y fornidos, mientras que los personajes femeninos no salen del estereotipo de la chica cuyo objetivo en la vida es verse bonita y encontrar un novio.

Me pregunto cuántas películas pasarían la prueba en la industria latinoamericana. Dudo que superen el 10%... ¿Es culpa de Hollywood? Sí y no. Por un lado, los guionistas podrían dejar de hacer refritos y por otro, los productores podrían dejar de resguardarse detrás de la falacia: “es lo que la gente quiere ver”.

El gusto del espectador se forma a partir del material disponible. Desafortunadamente para nosotros, el mercado está saturado con el mismo tipo de películas, llenas de estereotipos femeninos, como la mujer fatal, la loca, la p*ta, la niña bonita que está perdida sin marido, la amante resignada... Y si revisamos las telenovelas, el asunto se pone peor. Ocurre que este tipo de imágenes no sólo forjan “el gusto del público”, también limitan los modelos a seguir y, sobre todo, hacen que se tenga una lectura pobre y denigrante de las identidades femeninas.

Como en otros ámbitos de la vida, reducir la brecha de género o de discriminación no se trata de llenar una cuota de representación. En otras palabras: no es el cuánto sino el cómo, de qué edad, qué rol cumple en la historia, qué tan trascendentes son sus diálogos, qué valores depositó el guionista en ese personaje, cómo el director pide que represente el papel... De lo que se trata es de que el cine se esfuerce por representar otro tipo de seres humanos. Y no se requiere tener una imaginación desbordada, se requiere observar, imaginar, dejar de repetir fórmulas para mostrar historias entrañables.

Lo que el cine le ha dado a la humanidad va más allá de la pantalla. Y eso es lo que The Representation Project nos permite ver al detonar reflexiones y conversaciones que modifican nuestra relación con el mundo.

Acá está el test para los que deseen revisar los criterios y poner a prueba sus películas favoritas. Si no hablan inglés, pueden ayudarse con un traductor en línea.

Twitter: @luzaenlinea

 

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