8 ideas para (no) comprar ropa

Comprar ropa nueva nos parece algo normal y necesario, sin embargo, pocas veces pensamos en el impacto que este hábito de consumo tiene en nuestra economía, en la vida de los demás y en el ambiente. Aquí te dejamos algunas ideas para ahorrar dinero y, de paso, ayudar a otros.

¿De verdad necesitas esa prenda nueva? - iStockphoto
¿De verdad necesitas esa prenda nueva? - iStockphoto

1. El ritmo de la moda. La industria de la moda se ha encargado de acelerar las temporadas para aumentar la producción y el consumo. Las modas cambian con mayor velocidad y la publicidad se encarga de hacernos pensar que si no cumplimos con ciertos parámetros, nuestra imagen es poco deseable. ¿Quién decide lo que te hace lucir bien? ¿Qué criterios usas para elegir tu ropa?

2. Las víctimas de la moda. Para que las marcas multinacionales de ropa puedan mantener sus precios y expandirse sin riesgos, instalan sus fábricas en países donde haya poblaciones vulnerables (niños o mujeres) dispuestas a trabajar por poco dinero en condiciones precarias. Ante ese panorama, decir que una chica demasiado atenta a la moda es una “Fashion victim” se vuelve absurdo, las víctimas están en otra parte, trabajando jornadas de 12 horas por menos de un dólar al día.

Necesitamos repensar el término
Necesitamos repensar el término

3. Impacto ambiental y social. Las marcas de retail suelen fabricar la mercancía en condiciones poco éticas –tanto para la población como para el ambiente– pues usan químicos que después van a dar a ríos y pozos profundos. Esa agua también daña las tierras de cultivo y la salud de quienes viven en las cercanías. Sin embargo, esta situación puede cambiar. Presionada por Greenpeace, la marca Levi's se comprometió a eliminar de su producción los procesos tóxicos. Otras marcas como Zara, Mango y Esprit se han sumado a la inicativa. Antes de comprar, averigua si tu marca favorita es social y ambientalmente responsable.

4. Segunda mano. Una forma de disminuir el impacto negativo de la industria textil es eliminar la demanda y comprar de segunda mano. Busca en bazares, tiendas o mercados “de pulgas”, encontrarás suficientes prendas baratas y en buen estado. Si temes reutilizar la ropa por cuestión de higiene, basta con lavarla en la tintorería (y una segunda vez en casa con un poco de vinagre y agua caliente) para eliminar bacterias, ácaros, manchas y olores extraños.

5. El clóset de mamá. Seamos honestos, no hay nada nuevo bajo el sol. La industria de la moda se nutre de estilos que hicieron tendencia hace algunas décadas. Siempre puedes volver al closet de mamá, de la abuela o de alguna tía y encontrar prendas mucho más originales y de mejor calidad que las que hallarás en una tienda. A veces sólo necesitas darles una manita para actualizarlas, un cambio de botones o un ajuste en el largo pueden hacer la diferencia. Además, vienen con garantía de exclusividad, difícilmente encontrarás a otra persona con un modelo igual al tuyo.

Dale a la ropa (y al mundo) una segunda oportunidad - iStockphoto
Dale a la ropa (y al mundo) una segunda oportunidad - iStockphoto

6. Marcas responsables. Hay ropa que no se puede reciclar y que se tiene que comprar una o dos veces al año. En ese caso, averigua qué marcas son justas con sus trabajadores y ecológica en sus procesos. La ropa no es tan barata pero casi siempre la calidad es mejor. Espera las ofertas de fin de temporada y compra para todo el año. Por más pequeño que parezca tu gesto, estarás haciendo una enorme diferencia.

7. Longevidad es calidad. Hay ropa que está hecha para verse bien una sola temporada porque a las marcas les interesa que cambies de guardarropa cada año. Tal vez el diseño sea lindo pero los materiales o la manufactura dejan mucho qué desear. La ropa “desechable” cumple con la moda, pero no envejece con dignidad, tanto que resulta penoso donarla para segundo uso. Si vas a comprar, opta por una prenda de buena calidad que puedas usar una y otra vez sin temor a que se haga jirones en la lavadora.

8. Intercambia tu ropa. Hay prendas que compramos para una sola ocasión y las guardamos en el closet el resto del año, sin embargo, esa misma prenda le puede servir a alguien para su trabajo o un evento especial. Organízate con tus amigas y familiares para intercambiar la ropa de acuerdo a las necesidades de cada una.

Por último, te recomiendo ver este cortísimo documental: The story of stuff o La historia de las cosas. Te dará una idea más amplia del impacto que tienen nuestros hábitos de consumo.

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