Le entrega anillo de compromiso frente a cuadro de van Gogh
Erika (diseñadora de interiores) y Luis (arquitecto) se conocieron en un conjunto habitacional del Distrito Federal. Tras descubrir que existían muchas coincidencias entre ambos, se enamoraron. Después de diferentes encuentros en Los Ángeles (ciudad donde él vivía y ella visitaba constantemente por razones de trabajo antes de mudarse definitivamente) fueron al Getty Museum que alberga la obra “Irises” pintada por Vincent van Gogh.
“Esa tarde en el museo Luis me dio el primer beso frente al cuadro de van Gogh. En ese momento supe que estaríamos juntos por mucho tiempo”.
Cinco años después, un viernes por la tarde, Luis le pidió a Erika que visitaran el mismo recinto cultural, y al salir de ahí, la llevaría a cenar.
Al llegar al museo, mientras veían la misma pintura de van Gogh de las primeras citas, Luis le dio un beso a Erika. La tomó de las manos y le dijo que la quería mucho. Después, se hincó frente a ella y sacó una caja con un anillo de compromiso.
“La gente del alrededor de dio cuenta del momento, incluso los de seguridad, y hubo muchas exclamaciones en inglés como “Oh my good”, “Is this really happening”. Yo me puse muy nerviosa. Una señora se acercó y me pidió mi celular.
“No podía disfrutar del momento, hasta que Luis dijo que por favor le dejaran este momento para él. Así que una mujer guardia comenzó a sacar video con su teléfono para tomarnos fotos y después me pasó todo por AirDrop. Fue muy chistoso. Después, nos abrazamos, nos felicitaron y nos fuimos a cenar”.
Ese mismo día Erika subió una foto a Facebook con el anuncio de la pedida de mano y su hermana publicó una imagen con una galleta de la suerte que decía que alguien cercano a ella se casaría ese año.
Erika y Luis planean casarse el 10 de abril en Nueva York. La invitación de su boda tiene el cuadro de Van Gogh que fue testigo de su compromiso.
Destinados unos para el otro
Después de varias pláticas, Erika y Luis se dieron cuenta de las numerosas coincidencias entre ellos a lo largo de una década. Eventos en los que ambos se cruzaron y viajes al mismo tiempo y destino, forman parte de ellas.
“Dos meses antes de conocer a Luis, él y su socio hicieron una fiesta en un garage para la inauguración de un edificio en México. El organizó que una banda tocara en vivo y curiosamente era de mi hijo Adrián. Yo no asistí a esa fiesta, pero fue una gran sorpresa enterarme que mi hijo conoció a Luis antes que yo.
“Al principio viajábamos a México y a Los Ángeles para poder vernos, pero no pasaban más de dos semanas sin que estuviéramos juntos. Después decidimos mudarnos a Estados Unidos.
Creo que simplemente estábamos hechos el uno para el otro y solo era cuestión de tiempo encontrarnos”.
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