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Cuándo iniciar con alimentos sólidos

Texto: Marisa Russomando

A medida que el bebé va creciendo los papás viven con ansiedad la llegada de cada próximo paso. Esto hace que muchas veces se anticipen a las posibilidades de sus hijos o en los tiempos óptimos.

La inclusión precoz de los alimentos sólidos aumenta el riesgo de enfermedad celíaca y otras intolerancias alimentarias / Foto: Thinkstock
La inclusión precoz de los alimentos sólidos aumenta el riesgo de enfermedad celíaca y otras intolerancias alimentarias / Foto: Thinkstock

En este caso, tratándose de la alimentación, un hábito vinculado con el cuerpo y la salud, el tiempo merece una atención especial. Se trata de uno de los pilares de su salud presente y futura.

Es importante seguir las indicaciones del pediatra ya que es quien más conoce al bebé y cuida de él. Entre las medidas o indicaciones que dará a los padres estará cuándo incluir los alimentos sólidos a su dieta diaria.

Hoy en día se sabe que la inclusión precoz de los alimentos sólidos aumenta el riesgo de enfermedad celíaca y otras intolerancias alimentarias, infecciones y alergias.

El sistema digestivo del bebé se está desarrollando, por eso hay que ser rigurosos.

Tal indicación pediátrica en general ronda los 6 meses de vida del pequeño.

El niño suele dar señales de que ya está preparado para ello:

- Mantiene la cabeza erguida por sí solo
- Se sienta en su sillita para comer
- Comienza a lograr hacer el movimiento de masticado
- Aumenta sin dificultades de peso
- Muestra interés en la comida de los adultos
- Puede cerrar la boca cuando le ofrecen comida con una cuchara

Los primeros sólidos que se le ofrece al pequeño, están preparados en forma de puré o papilla. Estos pueden ser de batata, calabaza, manzana, banana u otros alimentos.

Es importante saber que a algunos niños les resulta difícil incorporar nuevos sabores. Por eso, al darle algún alimento por primera vez no lo acepta, es recomendable esperar unos días y volver a ofrecérselo.

Un buen vínculo entre tu bebé y la alimentación estará garantizado si le permiten manipularlo: tocarlo, llevarlo a su boca y ensuciarse es una buena estimulación.

Asimismo no sobrealimentar al pequeño, él mismo hará notar cuándo esté satisfecho. Cualquier duda al respecto en el control médico frecuente que le realiza su pediatra, evaluarán si está creciendo adecuadamente.

Por último es sugerible respetar el horario de las comidas, como un momento de encuentro familiar, libre de distractores y promoviendo un clima ameno de armonía.
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Marisa Russomando es psicóloga especialista en Maternidad y Crianza y directora de La Cigüeña.

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