Un viaje solos, sin el bebé

El otro día, en una reunión en la que comentábamos acerca de los viajes, una conocida me dijo que había estado en la ciudad de Nueva York pero que no le gustó nada. Ante mi cara de asombro por no comprenderla (ya que a mí me pareció hermosísima), una amiga me abrió los ojos y me dijo: "no compares porque vos fuiste sola. Ella se fue con sus dos niñas y una de ellas aún es bebé".

Viajando sin el bebé - Thinkstockphotos
Viajando sin el bebé - Thinkstockphotos

Y me quedé pensando que tenía razón. Un viaje con niños pequeños puede ser muy distinto. A veces resulta casi imposible de disfrutar.

Entonces cuando tenemos hijos, ¿estamos forzados a esperar que crezcan para hacer un viaje de placer? ¿O podemos dejarlos unos días al cuidado de gente que los quiere mucho? ¿Cuánto les podría afectar? ¿Qué pasa con los bebés que toman el pecho?

Creo que aunque parezca un tema menor, al compartirlo con la gente crea una gran polémica. Hay padres que opinan que jamás hay que dejar a los niños para que los adultos disfruten. Otros, no tienen ningún prurito cuando surge alguna propuesta de ese tipo. Y yo, en cambio, no estoy ni en una, ni en la otra posición. Digo: "depende"… Depende de las necesidades de los adultos, de las necesidades de los chicos, de la edad de los pequeños (por ejemplo, si aún es un lactante), de la confianza que tenemos en las personas que puedan cuidarlos y de la oportunidad en que se da determinado viaje, entre otras cosas.

Más allá de que mis hijas hoy están más grandes, no soy de las que se ponen felices cuando piensan en estar sin ellas. Pero debo decir sin culpas (porque soy una mamá de tiempo completo) que, aunque lo hago muy poco, lo disfruto mucho.

Creo que hay determinadas ocasiones en las que los niños pueden quedarse unos días con gente que les puede dar mucho afecto. Y no significará un trauma en su vida futura (eso dependerá de otras cosas). A veces, irse unos días puede arreglar otros "pormenores" familiares, por ejemplo, la relación de pareja.

Tampoco sirve preocuparse por ser los padres más presentes si esa calidad de tiempo no es buena. Cuando la madre y el padre están agotados necesitan estar y relacionarse en la intimidad. ¿De qué sirve tener a los niños cerca pero con mal humor?

Consejos para cuando no queda otra opción:

Ya sea por decisión propia, de la pareja, o por un viaje de negocios importante, si finalmente estaremos alejados de nuestros pequeñitos retoños, existen algunos consejos que pueden hacer que la estadía sea más favorable para toda la familia.

1- Dejarlos con alguien a quien ellos quieran mucho y que se sientan en confianza (por ejemplo, los abuelos). Jamás con una persona desconocida, por más recomendaciones que nos den. Además, tiene que ser alguien que sepa contenerlos y tenerles paciencia.

2- Lo ideal sería que los niños se queden en su casa manteniendo las rutinas de siempre (comida, baño, juegos, sueño) y con sus objetos personales.

3- Si tiene hermanos lo mejor es que sigan todos juntos.

4- Es bueno que salgan a pasear y que otros familiares los visiten diariamente, para que las jornadas pasen más rápido.

5- Es preciso dejar a mano el teléfono del pediatra de cabecera y de atención de urgencias por cualquier eventualidad. Algunos pequeños hacen síntomas cuando sienten la ausencia de los padres. Asimismo, no puede faltar un botiquín con las indicaciones necesarias.

6- Encontrar un momento del día en el que puedan comunicarse con sus padres. Incluso, hoy se puede hacer a través de la web cam para que pueda verlos y sentir que están presentes de alguna manera.

7- Si está amamantando no hay que preocuparse; no se cortará la lactancia si la madre no lo desea. Sólo es aconsejable sacarse leche antes y durante el viaje para que haya una reserva y que no se hinchen los pechos de la mamá.
Por último, a no asustarse si a la vuelta del viaje la primera reacción del bebé es darles vuelta la cara. Suele suceder, pero una vez que se ponen a jugar todo habrá pasado y será un recuerdo.

Siempre que se trate de viajes esporádicos, por lo general suelen resultar una buena experiencia tanto para los padres como para los chicos.

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