Bebés prematuros, cuando todo se precipita

Es tal la ansiedad de las mamás primerizas por conocer a sus bebés, que se ha creado el mito de que "por lo general el primero se adelanta". Claro que puede pasar o no, las probabilidades existen pero eso no se puede saber. En mi caso, por ejemplo, Inés se atrasó un par de días, que para mí fueron eternos.

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Sin embargo, no siempre es tan bueno que un chiquito nazca antes de lo esperado. Es decir, que se adelante demasiado, como es el caso de los niños prematuros.

Estuve investigando bastante acerca del tema y, según parece, la tasa de bebés que llegan al mundo antes de la semana 37 de gestación (según la Organización Mundial de la Salud es el período que se consideran prematuros) está en crecimiento. Ocurre entre un 9 y un 10 % de los nacimientos totales. Incluso, están los que se llaman "grandes prematuros", que vienen antes de la semana 30 y pesan alrededor de 500 gramos.

¿Por qué no es bueno que se adelanten? No solamente porque lo más probable es que no tengamos listo el bolso para llevar a la clínica, ni la habitación con el catre, ni la cabeza preparada con el título de "padres". Sino porque, como yo digo: "les falta un golpe de horno". Que no se malinterprete. Me refiero a que en el vientre materno tienen todo lo necesario para que terminen de desarrollar sus diminutos órganos. Un chiquito que nace antes tendrá que resolver afuera unos cuantos problemas (neurológicos, sensoriales, respiratorios o de psicomotricidad, entre otros) debido a esa razón: le faltó tiempo.

Pero no todo es tan negativo con respecto a este tema. Si bien en otra época era una causa de mortalidad infantil, hoy los métodos y la tecnología ha avanzado mucho en este terreno y podemos decir que incluso, la mayoría de los chicos que llegan en la semana 25, tienen la chance de sobrevivir. Hasta hay casos con menos tiempo de gestación que también lo logran. Sin embargo, es cierto que la situación de agrava cuanto menos semanas crezcan en el vientre de sus mamás.

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Los primeros días de un chiquito prematuro suelen ser complicados. Presentan dificultades para respirar, apnea, ictericia (es cuando la piel se pone amarillenta), inconvenientes para regular la temperatura corporal y anemia, pero de a poco se van regulando.

Es importante saber que antes de los dos años de vida el desarrollo es más lento que el de un niño nacido a término. De todas formas, con el estímulo de sus padres y la atención profesional todo puede normalizarse. El 90 % de los niños logran ser totalmente iguales a los chicos nacidos en tiempo y forma.

Mamá canguro

En la década de los 80, el doctor Edgar Rey Sanabria, profesor de neonatología y pediatría del Instituto Materno Infantil en Bogotá, utilizó una novedosa técnica desconocida hasta ese momento. El estaba preocupado por la alta tasa de nacimientos antes de término que se complicaban debido a la falta de incubadoras. Esto cuenta un artículo realizado por María Elena Navas, de BBC Mundo. "El experto sugirió que las madres tuvieran un contacto continuo de piel a piel con sus bebés prematuros o de bajo peso, para mantenerlos calientes y amamantarlos cuando fuera necesario. Si un bebé necesitaba oxígeno, se le administraba con una mascarilla mientras dormía sobre el pecho de su madre". En la entrevista, la pediatra Natalie Charpak, directora de la Fundación Canguro, en Colombia, explica que de esta manera mejoraban mucho la regulación de temperatura de los bebés, que es uno de los problemas principales que suele afectarlos. Los cambios positivos comenzaron a ser realmente increíbles y lograron reducir la mortalidad en un alto porcentaje.

Hay mujeres que presentan más riesgos de tener un bebé prematuro. Entre ellas están las que han tenido un parto adelantado anterior, las que padecen anomalías uterinas, las que tienen embarazos múltiples y las fumadoras, drogadictas y alcohólicas. Pero también le puede suceder a alguien totalmente sano, ya que los especialistas dicen que en un 50 % de los casos se desconocen las causas.

Como madres no tiene sentido sentirse culpable de que un hijo se haya adelantado, esa misma energía debemos ponerla en que el chiquito salga adelante. Y hoy realmente es posible. Basta el contacto piel con piel, la lactancia, el afecto, la conducta y la paciencia. Juntos, todos estos cuidados pueden llegar a hacer muchos más logros que la misma tecnología.

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