Prepararlos para la competencia

Un campeón, ¿nace o se hace? ¿Es necesario que un chico con habilidades especiales para el deporte se prepare para competir? ¿Es bueno que compita?

Cuando los hijos demuestran condiciones para una actividad deportiva, los padres creen que ya tienen la vida resuelta. Pero todo lo contrario. En realidad, en ese momento se abre un abanico de obligaciones, necesidades y presiones, y necesitan mucho entrenamiento; pero no sólo físico sino también emocional. Es decir, si queremos que su carrera sea exitosa tenemos que saber guiarlos, como sus sostenes, en distintas facetas.

“Los niños pueden nacer con condiciones o habilidades para una actividad, pero luego se van formando gracias al apoyo de los padres, las oportunidades sociales y culturales y la perseverancia. Se da una suma de factores cuando se forma un campeón”, explica la Licenciada en Psicología Verónica Barca. Y añade que enfrentar el éxito o el fracaso no es tarea fácil, por eso muchas veces hay que recurrir a psicólogos deportólogos que ayuden a orientar a ese niño. Estos especialistas trabajan con sus miedos, la ansiedad, los bloqueos que estos pequeños tienen como cualquier mortal. Sólo que en su caso están muy presionados.


Cuestión de equilibrar

“Es importante que exista un equilibrio. Es decir, que no hay que centrar todo en el éxito porque, luego, cuando no está, se vive una gran frustración. Es decir que, también deben cultivarse en otros aspectos de su vida”, explica Barca. Para entenderlo mejor, es un gran trabajo que el chico tiene que hacer con él mismo. Porque cuando pone todas las fichas en el mismo casillero, en los otros queda un gran vacío; y si falla la jugada da la sensación de que entonces todo se ha perdido.

Otro de los puntos interesantes que destaca la psicóloga es la necesidad de explicarles cómo tolerar un fracaso. “Si uno toma cada competencia como una meta en si misma, no alcanzarla genera tristezas y depresiones. Pero si se les enseña que tanto las experiencias buenas como las malas son parte de un camino y que es positivo aprender de ellas, entonces todo adquiere otro sentido”.

Sabemos que los deportistas deben enfrentarse a las presiones sociales, con miles de miradas exitistas y exigentes, lo que no es ninguna tarea sencilla. “Es una sociedad en donde se los toma como material descartable. En cuanto no sirven más nos deshacemos de ellos y eso destruye a la gente”, aclara la especialista. Pero no son máquinas y pueden equivocarse como cualquiera. El cuerpo es sólo una herramienta con la que cuentan para alcanzar esa meta. Pero tienen mejores y peores días.

Por eso hay que ser muy fuertes para soportarlo, y eso se logra sumando al esfuerzo físico, el recurso anímico.

¿Y cómo es entonces la personalidad de un campeón? ¿Tiene que ver con una autoestima elevada? “No se puede hablar peyorativamente y decir que tienen una conducta determinada- dice Barca-. Pero si podemos asegurar que se trata de personalidades con una fuerte tendencia a la acción. Para sentirse bien necesitan hacer actividad física. Y por supuesto que una autoestima elevada va a ayudarlo mucho; así como sucede en cualquier actividad”.

Otra preocupación que a veces tienen algunos adultos es si con tantas presiones un chico puede ser feliz. “Es fundamental que pueda jugar y tenga la libertad de salir del entrenamiento cuando siente que ya no se divierte”, añade Barca. Y comenta también que cuando las responsabilidades se convierten en infelicidad y se corta la posibilidad de que disfrute, es hora de escucharlo, de saber sus deseos porque de lo contrario puede hacer algún síntoma.

“Creo que no es malo que un chico compita y se prepare para ello, porque en la sociedad y en la vida esto se plantea constantemente. Pero todo va a depender de los valores y de los ejemplos que les inculquemos a nuestros niños”, dice la psicóloga. Si en la casa tienen un modelo agresivo, que degrada a los demás o no soporta los fracasos, el menor crecerá y aprenderá esa modalidad. Por eso, además de hablar con nuestros hijos tenemos que predicar con el ejemplo. Demostrar un modelo de vida ético con el respeto y los valores en primer plano y en el que el niño sepa que aunque fracase seguirá siendo muy importante. “Pero la competencia no es mala en si misma”, culmina la licenciada.

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