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Mamá vs. hija adolescente

La adolescencia es una etapa que en sí misma implica crisis y desencuentros sobre todo con figuras que representan autoridad. Entre ellos obviamente los padres.

El vínculo con ellos se tiñe de competencia y desafío. Es necesario ir más allá de ellos para salir al mundo. En forma paralela, en el proceso personal que la adolescencia inaugura, los temas más importantes son la identidad, el lugar en el mundo y en este sentido el cuerpo ocupa un lugar central, más aún en el caso de las mujeres: los cambios que iniciaron en la pubertad continúan desafiando a la adolescente en su permanente adaptación, sumado al interés puesto en las miradas de los otros.

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Entre otras cosas se trata de ensayar la entrada al mundo adulto, a la sexualidad y es allí donde la figura de la madre es fundamental. Es por ello que la relación madre hija suele pasar por períodos críticos de amor odio, ambivalencia característica también de esta etapa del desarrollo.

Suele suceder que en este ensayo la adolescente se mire en el espejo materno, encontrando información acerca de este rol: lo femenino. Llega la hora de prestar ropa, maquillaje pero también de críticas hacia el estilo de la madre.

Según las características de madre e hija la competencia puede tomar lugar día a día, exacerbado por la exigencia estética de la actualidad en la que mujeres adultas luchan por no envejecer, logrando una actitud general más cercana a la de su hija que a sus coetáneas.

Esto puede generar más dificultades en el vínculo madre hija e interviene directamente en la autoestima de la adolescente ya que se le dificulta el proceso de identificación, con el espejo que la madre le propone ya que en él debería encontrar diferencias, el horizonte de la adultez y sólo se ve casi reflejada a ella misma. Es decir que su madre no le muestra una opción del mundo adulto sino que le devuelve una imagen de par.

La adolescente tendrá entonces que dar más giros hasta encontrar un sostén en la construcción de su identidad, compitiendo aún más con su madre ya que ambas intentan ocupar un único lugar: el ser joven, seductora, y el centro de atención.

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Claramente es mayor la responsabilidad de la madre en este proceso quien deberá encontrar un equilibrio entre su búsqueda personal de satisfacción y su rol materno.

Estamos en plena construcción de un nuevo modelo de maternidad con mayores exigencias: familiares, laborales, económicas, estéticas, entre otras.

Es importante encontrar en propio estilo de ser madre sin olvidarnos sus bases fundamentales para el desarrollo saludable de los hijos: el amor y el diálogo.

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Marisa Russomando es Psicóloga especialista en Maternidad y Crianza y Directora de La Cigüeña

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