Mamá, no voy a estudiar, quiero trabajar

Nadie conoce mejor a un hijo que su padre o su madre, pero aún así muchas veces ellos llegan con algunos planteos inesperados que nos dejan sin capacidad de reacción, especialmente en la adolescencia. Por ejemplo, cuando nos dicen: “Quiero dejar los estudios y dedicarme a trabajar”.

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¿Qué contestarles? De pronto se nos derrumba la estantería y muchos de nosotros terminamos reaccionando de mala manera; lo que empeora la relación y todo parece complicarse.

A no desesperar porque para resolver estos problemas existen los especialistas. La licenciada Andrea Baldantoni, que trabaja en el centro de estudios del estrés y la ansiedad, Hémera, nos brinda algunos consejos para ayudarnos a ser buenos padres aun en los momentos más difíciles.

¿Qué hacemos cuando un hijo nos plantea que quiere dejar sus estudios para trabajar?

“Aunque estén creciendo mucho, desde lo biológico el cerebro de los adolescentes aún no está del todo desarrollado. Ellos se encuentran en una etapa de construcción de su autonomía, pero todavía no tienen la capacidad de generar un pensamiento abstracto. Por eso es oportuno el apoyo de los padres, que los acompañen en el proceso de la toma de decisiones. Es decir necesitan una guía y no adultos que se pongan en el lugar de control. Jamás deben guiarse por un impulso, ni los padres ni los hijos. Hay que ofrecerles información, hacer un brainstorming (lluvia de ideas) y evaluar juntos las consecuencias de cada opción”.

¿Es lo mismo si no ha terminado la escuela o si tiene que comenzar una carrera universitaria?

“Si no ha terminado sus estudios básicos el chico es más inmaduro aún. En ese caso la pauta debe ser primero terminar su educación para luego evaluar otro tipo de posibilidades. Pero no por eso tiene que haber un límite frío, porque esa es una manera de fomentar la rebelión. Es mejor correrse del lugar del castigador para habilitar el espacio de prueba y error”.

¿Qué hacemos si sienten grandes para tomar una decisión así?

“Cuando los chicos salen al mundo muchas veces se asustan y pierden la perspectiva de que aún están en proceso de desarrollo. Por eso debemos guiarlos, manteniendo la calma por sobre todas las cosas. Las pautas deben ser claras pero flexibles, basándonos en sus propios intereses, capacidades e historia familiar. Porque de esa manera podremos mantener el diálogo y alimentar su autoestima”.

¿Y si tienen la decisión tomada y se niegan a estudiar? ¿Está mal obligarlos?

“Obligar a un adolescente no es el camino más fructífero. Si los padres no están de acuerdo con la decisión que ha tomado, recomiendo hacer un test vocacional. A través de esta forma de orientación se puede descubrir si hay otras variables como estrés, miedo o historias familiares no resueltas. Por otra parte, es una manera de evaluar sus intereses y habilidades”.

¿Es bueno pedirles que hagan un aporte al hogar aunque no lo necesitemos como padres?

“Yo trabajo con las familias para que desde que tienen dos años los hijos hagan aportes al hogar, en la medida de lo que pueden. Es muy importante que aprendan a colaborar y ser parte del grupo. Y esto no está referido a una cuestión económica sino a ser parte de un proyecto familiar: juntar la ropa sucia, hacer la cama, cuidar al hermano menor. Es el camino al desarrollo de la autonomía, eso es lo que los ayuda a ser responsables y a solidificar su autoestima. Si el aporte debe ser económico ya es un tema que deberá evaluar cada familia”.

¿Qué sucede si comienza a irle mal en su trabajo?

“La tolerancia a la frustración debe existir. A veces las cosas no salen como esperábamos pero de los errores también se aprende. Hay que poder construir el aprendizaje también a través de los equívocos. Por eso, vuelvo a reiterar, es importante la guía del adulto. Como padres debemos brindarles las herramientas para que el día de mañana estén preparados para manejarse solos”.

¿Es bueno alentarlos a que estudien y trabajen a la vez?

“Depende de muchas variables: las capacidades, qué carrera sigue, las necesidades, etcétera. La formación que da el estudio no es la misma que la del trabajo. Y la enseñanza de recibir un pago por una tarea bien hecha también es muy valiosa, porque los ayuda a ser más responsables. Ambos aprendizajes son importantes y si se pueden complementar, mejor”.

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